Rosell propone gobernar la CEOE con más transparencia y modernidad
El candidato a la presidencia reducirá las 21 vicepresidencias, integrará a cámaras de comercio y asociaciones empresariales externas y renovará el aparato funcionarial
Juan Rosell ya tiene lista su propuesta electoral para conquistar la presidencia de la CEOE. Parte de un principio básico: la situación de la economía española es muy compleja, con tintes muy preocupantes en determinados sectores, y la de la CEOE, también. Ése principio inspira un documento programático titulado Ante la encrucijada para la economía española y para la CEOE 2010-2014 que el candidato barcelonés distribuirá en las próximas horas entre los más de 800 miembros de la asamblea de la CEOE que deberán escoger al sucesor de Gerardo Díaz Ferrán el próximo 21 de diciembre.
La filosofía que destilan sus propuestas son abrir y modernizar la estructura de la CEOE para adaptarla tanto a la fuerte crisis como a los nuevos tiempos de globalización de la economía. Entre otras acciones, Rosell aboga por abrir la gran patronal a otras instituciones empresariales (y se refiere expresamente a las cámaras de comercio tanto españolas como de países inversores), al Instituto de la Empresa Familiar, al Círculo de Empresarios… y, en definitiva, a aquellos foros vinculados al mundo de la empresa, siempre desde una perspectiva consultiva y no vinculante.
Reducir el presidencialismo y la estructura de la cúpula de la organización es también otro de sus propósitos: aunque no lo cita abiertamente, el candidato aboga por atribuir áreas a las vicepresidencias y darles capacidad de propuesta y de ejecución política. “Es una forma de decir que no tiene sentido que hayan 21 vicepresidentes, como ahora”, señala uno de sus colaboradores. El adelgazamiento y la atribución de responsabilidades afectará también, si consigue la presidencia, al comité ejecutivo.
Introducir más transparencia
El presidente de la patronal catalana se propone para regir el futuro de la CEOE desde una perspectiva crítica con las administraciones e, implícitamente, con el mundo empresarial. “Es la hora de las reformas de gran alcance, no de los regateos y los cálculos oportunistas. Ese tiempo ya pasó, y lo que hace años era necesario, ahora se ha convertido en imprescindible y urgente”, asegura en el documento programático en un tono de posibilismo inusual en las relaciones históricas que ha mantenido los agentes sociales.
“La CEOE, como representante máximo de las empresas, debe estar dispuesta a renovar y cambiar todo lo que haga falta, de acuerdo con los nuevos tiempos en que nos movemos. Sin prisas pero también sin pausas –asegura a modo de corolario Rosell–. Sin atolondramientos pero sin caer en ningún inmovilismo y corriendo también algún que otro riesgo”.