Rosell prepara una pequeña revolución patronal
El presidente de la CEOE y de Foment del Treball designará el lunes a una decena de vicepresidentes entre los que saldrá su sucesor como máximo responsable de la institución barcelonesa.
La junta directiva de Foment de Treball nombrará el próximo lunes a una decena de vicepresidentes de la entidad a propuesta de su presidente. De entre ellos ha de salir el que será el sucesor de Juan Rosell, ahora también presidente de la CEOE. El empresario catalán quiere dedicarse en cuerpo y alma a reorganizar la confederación española, siempre que eso no suponga dificultades para la catalana. Así lo ha confesado a sus colaboradores más próximos, y con esa filosofía prepara el proceso sucesorio. Una carrera que ya será oficial a partir de que la directiva refrende los nombres que Rosell proponga.
Aunque los estatutos de Foment prevén que se designen hasta 12 vicepresidencias, los nombramientos no superarán la decena. La razón es aplicar una política de restricciones y operatividad similar a la que Rosell ha puesto en marcha en CEOE, donde ha reducido de 21 a 8 el número de vicepresidencias. El ajuste le ha valido no pocos enfados internos, ya que sus antecesores (José María Cuevas y Gerardo Díaz Ferrán) utilizaron siempre ese segundo nivel de dirección como un reparto de prebendas entre los barones territoriales y de los principales sectores en los que se apoyaban sus mandatos.
Con la decisión de la CEOE encima de la mesa como ejemplo, Rosell designará el lunes al nuevo comité ejecutivo y a los vicepresidentes de Foment. Trece de los empresarios son de designación directa, pero el resto del comité ejecutivo se compone de los vicepresidentes y de los presidentes de las diferentes comisiones (medioambiental, industria, diálogo social…) en que se organiza la asociación empresarial barcelonesa.
Primero, los apoyos
Una vez despejadas en las urnas las disidencias internas que protagonizaron Joaquim Boixareu, Antoni Marsal, Carles Sumarroca y Antoni Zabalza, entre otros altos dirigentes de Foment, Rosell optará por rodearse de quienes han constituido su principal apoyo electoral y a quienes les ha encomendado funciones de representación en Madrid. Así, el hotelero Joan Gaspart Solves, actual vicepresidente de CEOE; el vicepresidente de Cepyme, Eusebi Cima Mollet; y el empresario hostelero Joaquim Gay de Montellà Ferrer Vidal, también miembro de la ejecutiva de CEOE, tienen casi garantizada una vicepresidencia de Foment. En el caso de Cima, además, se produce la circunstancia de que el máximo responsable de Fepyme tiene reconocida por vía directa la vicepresidencia.
La principal novedad de los nombramientos procede de los pactos electorales y del rediseño de la organización llevado a cabo por Rosell, donde las asociaciones territoriales afiliadas ganan peso. Así, los presidentes de las territoriales Cepta (Tarragona), Foeg (Girona), Coell (Lleida) y Vallès (Cecot) también serán designados vicepresidentes de Foment. Antoni Belmonte, por Cepta; Jordi Comas (Foeg); Joan Simó (Coell) y Antoni Abad (Cecot) son los otros cuatro empresarios con posibilidades de sentarse en la segunda línea de mando de Foment.
Josep Manuel Basáñez y Alfons Vilà ocuparán, siempre según las mismas fuentes próximas a Rosell, el resto de vicepresidencias. Ambos son dos estrechos colaboradores del presidente en diferentes ámbitos.
¿Influirá el presidente en la sucesión?
¿Cómo pretende conducir Rosell el proceso sucesorio? Fuentes de su entorno señalan que sin interferir directamente. De hecho, quienes conocen su proceder habitual aseguran que abrirá la sucesión a una fase de darwinismo entre los aspirantes. “Es más, si quienes pretenden sucederle son incapaces de alcanzar consensos entre ellos, es capaz de mantenerse en la presidencia y hacer algún cambio directivo delegando en dos vicepresidentes hasta que vuelva la calma”, asegura un empresario próximo al presidente.
Abad, de Cecot, es quien más rápido y con mayor contundencia ha anunciado su interés por ocupar la presidencia de Foment. En su contra juegan tres factores: los movimientos preelectorales dañaron seriamente su imagen de compromiso al pasarse de la candidatura opositora de Boixareu a la continuista de Rosell sin pestañear; tampoco favorece sus aspiraciones el proceso expansionista desarrollado por Cecot fuera de su territorio natural de Terrassa, que ha incomodado al resto de patronales territoriales; el tercer hándicap de Abad es su militancia en CDC, partido en el que presidió la comisión de industria y que le incorporó a unas listas electorales. “Con un Govern de Mas, no podremos decir que tenemos una patronal independiente de la política si la dirige un empresario con carnet”, asegura uno de sus oponentes, que admite que la mayoría de aspirantes son sociológicamente próximos a CiU.
Si reúnen consenso en torno a sus personas, la nueva presidencia podría debatirse entre Joaquim Gay de Montellà y Eusebi Cima. El primero es un hombre del aparato con experiencia en el sector bancario y en el de las infraestructuras, tras curtirse en Abertis y administrar ahora el grupo familiar de empresas. Persona de confianza de Rosell ha sido uno de sus baluartes en las dos elecciones que acaba de ganar. Cima, por su parte, es también un buen conocedor de la organización. Antes de enrolarse en Fepyme, donde ejerce la presidencia (que revalidará el próximo 17 de enero al ser el único candidato), presidió la Cecot. La patronal de Terrassa cobró una cierta notoriedad bajo su mandato.
Dos modelos de candidatos
Ambos son candidatos que prefieren no postularse directamente al cargo, a diferencia de Abad. Los dos empresarios se presentan como una solución de consenso para evitar divergencias y divisiones en el tejido patronal catalán. “No estoy en la línea de salida –indica Cima–, no daré un paso para ser presidente de Foment. Si al final no hay una persona de consenso me ofrezco y estoy a disposición de la casa”.
Pero mientras Rosell prefiere que sean los aspirantes a sustituirle quienes pacten una solución, los empresarios rehúsan la condición de sucesores para evitar que sus candidaturas se quemen entre polémicas internas. “No haré nada que pueda influir en el futuro de Foment negativamente”, sentencia Cima. “Sólo trabajaré por el bien de una organización que ya presidió en 1890 mi tatarabuelo Ferrer Vidal”, añade Gay de Montellà.