La crisis de suministros y la guerra de Ucrania lleva a empresas como Restalia a adoptar medidas protectoras

La crisis que ha provocado la guerra entre Rusia y Ucrania ha influido en la economía de los diferentes países provocando, sobre todo, una crisis de suministros y una subida de los precios en los bienes de consumo como es el caso de la gasolina. Pero, aparte de los consumidores, las empresas también sufren los efectos de este conflicto, por lo que tienen que demostrar una capacidad de resiliencia para minimizar los daños que puedan producirse.

Por ejemplo, Restalia, holding de la restauración y dueño de empresas como 100 Montaditos o La Sureña ha optado por prolongar su plan de contingencia en beneficio de su red de franquiciados a causa de la incertidumbre que se está viviendo tanto a nivel nacional como internacional.

La situación actual tan compleja en la que nos encontramos ha llevado a anunciar a la compañía que a partir de hoy mantendrá estas medidas, como mínimo, hasta el 1 de septiembre. El plan de contingencia mencionado tiene dos objetivos bien claros: no repercutir las subidas de precios en las materias primas para sus franquiciados y llevar a cabo un análisis reforzado de la cadena de suministros de los productos. 

José María Capitán, fundador y presidente ejecutivo de Restalia Holding, en lo referente a la crisis internacional y que está repercutiendo en la economía afirma que “Restalia pretende evitar que esta crisis se traslade al franquiciado y al consumidor”. Adoptando unas “medidas que lo hacen acíclico, capaz de sortear obstáculos y ser un valor refugio para emprendedores y clientes”, analiza José María Capitán.

La inflación en máximos 

El fin de la pandemia que se divisa como un escenario cercano ha provocado un optimismo por la reactivación del consumo sin restricciones que puede desencadenar. Ha incrementado las solicitudes e interés por las franquicias del Grupo en un contexto extremadamente complejo. 

Cuando daba la sensación de que la economía empezaba a resurgir por todo lo que desencadenó el COVID, 2021 cerró con una inflación del 6,5% por los elevados precios de la energía, el alza de materias primas y una crisis global de suministros derivada de la carencia de chips y los problemas de las navieras para entregar mercancías y colapso de los puertos.   

«El problema de la inflación es que se pierde competitividad y, sobre todo, poder adquisitivo para las familias, situación que llevamos sufriendo años»

José María Capitán, fundador y presidente ejecutivo de Restalia

Por si fuera poco, la invasión en Ucrania empeoró la situación. Los expertos hablan de una tasa de inflación que podría situarse en un 10%. “El problema de la inflación es que se pierde competitividad y, sobre todo, poder adquisitivo para las familias, situación que llevamos sufriendo años”, afirma José María Capitán.  

A las consecuencias que ha desencadenado la pandemia ahora hay que sumarle la crisis a nivel de suministros y de encarecimiento de las materias primas que ha provocado la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto, sobre todo, afecta a los consumidores en las compras que realizan de forma rutinaria. Aun así, esto también afecta a una gran cantidad de empresas que ven como tienen que adoptar diferentes medidas para que su estabilidad no se vea comprometida.

En el caso de Restalia Holding fueron previsores y a finales de 2021 crearon un Comité de Seguridad ante la posible carencia de materias primas y la posible subida de precios que podría ocasionarse como consecuencia. Este comité lo integra el equipo del Grupo de Seguimiento del COVID y del Departamento Central de Compras de Restalia que de forma conjunta analizan de manera continua la cadena de suministros de las marcas en coordinación con todos los proveedores para tener una visibilidad 360º de la situación de los productos, lo que permite un seguimiento del proceso, desde las materias primas hasta el transporte y la logística de reparto de estas.