Repsol prevé producir 600.000 barriles diarios hasta 2030
El 30% del flujo de caja de operaciones se destinará a la retribución al accionista, lo que supone alrededor de 2.400 millones
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha dicho que el objetivo de Repsol es moverse en una producción de unos 600.000 barriles darios desde ahora a 2030 y no ha descartado que en el futuro con la caja generada se puedan hacer compras como la reciente del 50% de CHC en España o el 40% de Hecate en Estados Unidos.
Imaz, durante la junta de accionistas en que ha sido elegido consejero delegado para un nuevo mandato de cuatro años, al igual que el presidente no ejecutivo, Antonio Brufau, ha indicado que, aunque el objetivo de producción son esos 600.000 barriles al día, la compañía tiene, por ejemplo, la flexibilidad de que en momentos de altos precios del gas se pueda invertir más.
«Nuestra idea es mantenernos en los niveles de producción que tenemos ahora», ha añadido Imaz, que ha señalado que, no obstante, en función de los escenarios puede cambiar.
Preparado para las necesidades
En este sentido, ha señalado que «Repsol tiene que estar preparada para lo que vaya pasando en el mundo» y ha añadido que «si el mundo necesita petróleo y gas, tendremos que producirlo», dado que, de lo contrario, los precios subirán para familias y empresas.
Además, ha dicho que «la transición energética necesita más petróleo», pues esa transformación precisará de plásticos, aislantes y polímeros para los coches y aviones, a fin de reducir el peso de éstos y que consuman menos energía.
Un 30% del flujo de caja irá a retribuir al accionista
Respecto a la retribución al accionista, ha dicho que en este 2023 en torno al 30% del flujo de caja de operaciones se destinará a ello, lo que supone alrededor de 2.400 millones de euros.
Ha señalado que la fuerte generación de caja permitirá invertir en el año en curso 5.000 millones de euros para transformar los negocios y elevar la retribución al accionista, tanto con dividendo como con recompra de acciones.
Ha defendido estas últimas y ha dicho que es «la mejor manera de dar valor al accionista», al tiempo que ha recordado que en el dividendo se han anticipado los 0,70 euros previstos a los que se llegaría en 2024 a 2023, estando previsto, por el momento, que el dividendo sea de 0,75 euros en 2025.
También ha señalado que la generación de caja ha permitido a la compañía reducir su deuda, que ha pasado de más de 5.000 millones de euros a inicios de 2022 a cerrar ese ejercicio con 2.250 millones.
Imaz ha señalado que, tras todo ello, la generación da incluso opción para «algunas operaciones inorgánicas», como pudieran ser adquisiciones como en el pasado reciente las de Hecate, Enerkem (una compañía de valorización de residuos urbanos o la entrada en la eléctrica española CHC.
Según Imaz, la deuda de Repsol, «baja» y «razonable», da a la compañía una fortaleza financiera para transitar durante este periodo de transición energética y «aprovechar las oportunidades que el mercado pueda dar».
Reelecciones y nombramientos
Además de reelegir a Brufau e Imaz como consejeros, la junta ha aprobado la reelección de Aránzazu Estefanía, María Teresa García-Milá, Henri Philippe Reichstul y John Robinson West.
También ha ratificado el nombramiento por cooptación y reelección como consejero del presidente de Sacyr, Manuel Manrique, y ha apoyado el de María del Pino Velázquez como consejer.
Asimismo, la junta ha aprobado un dividendo complementario de 0,35 euros brutos por acción −con cargo a los beneficios del ejercicio 2022− que se abonará el próximo 6 de julio, y que se sumará a la retribución pagada en enero de este año.
Con ello, el dividendo en efectivo aumentará un 11%, hasta los 0,70 euros brutos por acción, respecto al del ejercicio anterior.
Los accionistas también han aprobado el reparto de otros 0,375 euros brutos por acción con cargo a reservas libres, asimilable al tradicional pago a cuenta del ejercicio 2023, cuya distribución está prevista a lo largo del mes de enero de 2024.
Además, la junta ha dado el visto bueno a una reducción de capital mediante amortización de 50 millones de acciones propias y la delegación en el consejo de administración o, por sustitución, en la comisión delegada o el consejero delegado, de la facultad de ejecutar reducciones de capital adicionales hasta un máximo de 132,73 millones de acciones propias, equivalente al 10 % del capital social.