Repsol reduce su beneficio un 44% hasta los 1.420 M€ por la caída del petróleo
Entre enero y junio, la petrolera dirigida por Josu Jon Imaz invirtió 3.047 millones de euros, principalmente en España y Estados Unidos
Repsol ha tenido una primera mitad del año marcada por el contexto internacional de precios. En este escenario, la petrolera alcanzó un resultado neto de 1.420 millones de euros en los seis primeros meses de 2023, lo que supone un 44% menos con respecto a los 2.539 M€ de beneficio que tuvo en el mismo periodo del ejercicio anterior.
Según explican desde la compañía dirigida por Josu Jon Imaz, estos resultados se han dado en un contexto de caída de los precios y de la demanda energética, mientras, por otra parte, se ha seguido dando pasos decisivos en su transformación e impulsó una innovadora oferta multienergía para sus clientes.
Así, entre enero y junio, los márgenes de refino cayeron un 29%, los precios del crudo Brent descendieron un 26% y el referente estadounidense de gas, el Henry Hub, se desplomó un 54%.
En este entorno de normalización de los precios y del suministro de energía, después de un 2022 donde la volatilidad fue la tónica de todos los mercados energético, la compañía destacó que su buen desempeño «refleja la robustez de su plan estratégico 2021-2025 y de su modelo integrado, que se ha materializado en unos sólidos resultados».
El resultado neto ajustado de Repsol hasta junio, que mide específicamente la marcha de los negocios, se situó en 2.718 millones de euros, casi un 15,7% menos que hace un año.
Por otra parte, en este primer semestre, Repsol invirtió 3.047 millones de euros, principalmente en España y Estados Unidos. En 2023, la compañía destinará un 35% de sus inversiones a proyectos bajos en carbono. La contribución fiscal se situó en 7.343 millones de euros en el primer semestre.
Repsol recuerda la volatilidad
En la presentación del balance financiero de los primeros seis meses del año, Imaz ha recordado que han logrado «durante el trimestre unos sólidos resultados y desempeño operativo en todos los segmentos de negocio en un momento de volatilidad continua en los mercados energéticos globales. A su vez, y tras lograr todos los principales objetivos marcados en nuestro Plan Estratégico dos años antes de lo previsto, presentaremos una actualización de nuestro Plan Estratégico durante el primer trimestre de 2024«.
En este sentido, la petrolera también ha querido dejar clara su apuesta por el dividendo. Así, el presidente de la petrolera ha recordado el «compromiso estratégico para mejorar la remuneración a los accionistas en un mejor entorno de precios junto con la sólida posición financiera de Repsol, implementaremos un nuevo programa de recompra de acciones con el objetivo de amortizar otros 60 millones de acciones en 2023 alcanzando un número de acciones inferior al existente con anterioridad a la implementación del dividendo flexible en 2012».
Así, tras el abono este mes de un dividendo complementario de 0,35 euros brutos por acción que, unido a la retribución pagada en enero, situó el dividendo en efectivo del año en 0,70 euros brutos por acción, un 11% más que en el ejercicio anterior, Repsol ha decidido proseguir con sus programas de recompra de acciones, una manera de complementar esa retribución a sus accionistas.
De esta manera, la energética ha aprobado una nueva reducción de capital mediante la amortización de 60 millones de acciones propias, que se sumará a los 50 millones de acciones canceladas en junio.
La apuesta renovable
Otra de las cuestiones clave para Repsol tiene que ver con su cambio de modelo energético. En este caso, basado en la transición ecológica donde las renovables han ganado un peso esencial dentro de la petrolera.
En lo que se refiere la generación renovable de electricidad, en este primer semestre ha alcanzado una capacidad ‘verde’ en operación de 2.016 megavatios (MW), avanzando así en el objetivo de 6.000 MW en 2025 y 20.000 MW en 2030, tras la incorporación de la cartera de activos renovables de Asterion Energies (7.700 MW) y el inicio de proyectos en desarrollo en Italia, que se añaden a la progresiva puesta en marcha de nuevas instalaciones en España, Estados Unidos y Chile.