Renfe prevé rentabilizar las líneas Barcelona-Lyon y Madrid-Marsella en dos o tres años
SNCF, el operador francés, renunció al servicio cuando empezó a operar el Barcelona-París en solitario por considerarlo deficitario
Renfe última su desembarque en Francia. El operador de trenes está realizando los últimos viajes de prueba para empezar a trasladar pasajeros desde Barcelona a Lyon y desde Madrid a Marsella antes de verano en trenes de alta velocidad, en los que serían los primeros trayectos internacionales elaborados íntegramente por la empresa española. La compañía ferroviaria asume que perderá dinero en los primeros años, pero espera rentabilizar las líneas a corto plazo, en los próximos 2 o 3 años.
Así lo ha explicado Juan Ricardo Zambrana, gerente de operaciones alta velocidad internacional de Renfe, durante un viaje de prueba para presentar las líneas a la prensa. SNCF, el operador francés, renunció a estos servicios cuando rompió de forma unilateral el acuerdo con Renfe por el que prestaban servicios de alta velocidad entre España y Francia desde su sociedad conjunta, ahora disuelta, Elipsos, y se quedó con el Barcelona-París.
Los portavoces de la Renfe no han querido entrar en cifras y detalles por el riesgo a que las empresas de la competencia valoren operar el mismo recorrido, al tratarse de un mercado liberalizado. Sin embargo, declaran que cuentan con estudios que aseguran la solvencia del trayecto, con “buenos números positivos”.
En cuanto la compañía francesa anunció la rotura de Elipsos, el operador presidido por Isaías Táboas empezó a gestionar los permisos pertinentes con las autoridades francesas para operar los Barcelona-Lyon y Madrid-Marsella en solitario este 2023. El pasado 16 de enero, inició las pruebas de circulación de sus trenes, un proceso que reproduce las características de un servicio comercial, para demostrar su solvencia operacional.
Por ahora, Renfe cuenta con tres maquinistas titulados para realizar el trayecto, con experiencia en el anterior servicio conjunto con SNFC, que han circulado en repetidas ocasiones hasta Figueres o Perpignan, la última parada antes del cambio de frontera y el primer apeadero francés, respectivamente. Realizan cuatro pasos diarios para adaptarse a las normas y la señalización de circulación de Francia, ya que difieren de las españolas, a la par que tienen tramos de vía convencional, a diferencia de la red nacional, donde los AVE solo circulan por vías de alta velocidad. Los trenes tienen salida en Barcelona Sants y paran en Girona, Figureres, Perpignan, Narbonne, Montpellier, Nimes, Valence TGV y Lyon, un recorrido de unos 400 kilómetros en 5 horas.
28 circulaciones semanales
Los maquinistas titulados serán los encargados de formar a los 25 conductores que operarán ambos trayectos, cuya formación práctica empezará en marzo. Una vez toda la plantilla consiga los permisos de forma progresiva, se espera que Renfe alcance las 28 circulaciones semanales entre España y Francia, unas 14 por cada línea. Los trenes que harán estos viajes son una versión remodelada y modernizada de los primeros convoyes que inauguraron la alta velocidad entre Madrid y Sevilla hace 30 años.
Para realizar dichas pruebas, la compañía ha tenido que cumplir con los requerimientos de la Agencia Francesa de Seguridad (EPSF) y conseguir el certificado por parte de la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea (ERA), el regulador europeo. En Francia, la EPSF exige permisos de seguridad individuales para cada línea. Renfe obtuvo el certificado para operar entre Perpignan con Lyon y Marsella el 22 de diciembre. “De la noche a la mañana parecía que lo que estábamos haciendo hasta el 10 de diciembre ya no valía. Nos ha pedido justificación y rejustificación”, crítica Zambraao sobre los trámites para conseguir los permisos. SNCF y Renfe dejaron de trabajar de la mano en esa fecha.
Ahora, la empresa pública batallará para obtener el certificado y llegar a París. De hecho, el principal objetivo de la compañía en el país vecino es operar en su capital, algo que prevé lograr antes de acabar el año, una vez consiga homologar toda la maquinaria, lo que le abriría la puerta a toda la red ferroviaria. Sin embargo, no les será fácil: “Nos van a pedir de todo, porque nos vamos a meter en su Barcelona-Madrid, su gallina de los huevos de oro. La ventaja ahora es que tenemos experiencia y conocemos sus normas”, concluye el gerente de operaciones. A partir de ahí, su objetivo es presentar a concursos públicos para operar trayectos de corta distancia en, por ejemplo, las zonas de Normandie y Bordeaux.
Para facilitar su despliegue en Francia, la empresa trabaja en abrir una sucursal en el país galo. El pasado 2 de febrero, su consejo de administración acordó elevar al Ministerio de Hacienda y Función Pública la creación de una filial para la implementación de Renfe Viajeros en el mercado francés. Su constitución le permitiría firmar contratos, vender billetes, contratar personal, importar… “El mercado francés es una pieza fundamental del Plan Estratégico de expansión internacional para convertirse en un operador de referencia, a través de la prestación de servicios de calidad, seguros y eficientes”, proclama la empresa.
Según esta hoja de ruta, Renfe tiene como objetivo que el 10% de los ingresos de la compañía provengan del mercado internacional antes de 2028. Más allá de Francia, la empresa espera exportar sus servicios de alta velocidad, así como los de Cercanías, con la entrada en vigor del área única en la Unión Europea.