Renault vuelve a auditar sus cuentas tras el escándalo Ghosn
Se recrudece la guerra entre Nissan y Renault, que pide pruebas más concretas para cesar a su presidente
Renault ha activado una auditoría de sus cuentas tras el arresto de su presidente, Carlos Ghosn, para determinar si cometió alguna irregularidad. El ejecutivo, que también fue presidente de Grupo Nissan hasta su destitución el pasado jueves 22 de noviembre, fue detenido el lunes 19 en Japón por un presunto fraude fiscal, tras los presuntos desfalcos destapados por la firma nipona.
El escándalo está vinculado a las luchas de poder entre Nissan y Renault; la primera optó por cesarle inmediatamente de su puesto mientras que la segunda solo lo apartó temporalmente de la dirección y mantuvo su cargo ejecutivo. Y así será la situación en Renault hasta tener pruebas tangibles que obliguen a relevarle al frente de la alianza, aseguran desde el fabricante francés.
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, confirmó el domingo la activación de una auditoría interna en la firma para estudiar las acusaciones de fraude. La empresa revisará las cuentas «tanto en lo que se refiere a su remuneración como a las cuestiones de desvío de fondos», comentó el titular del ministerio de Economía. La auditoría durará «varios días», agregó.
El caso Ghosn tensa la alianza Nissan-Renault
Las autoridades parisinas esperan «rápidamente» que tanto de Japón como de Nissan se empiecen a enviar las informaciones oficiales sobre los cargos que pesan sobre Ghosn. Los franceses prefieren no hablar de la «teoría del complot» que circula en estos días, según la cual las acusaciones fueron lanzadas por los socios japoneses para desafiar el control francés de la alianza.
Le Maire avanzó que, en conversaciones con su homólogo japonés, acordaron que en caso de que Ghosn sea relevado al frente de la alianza su sustituto será también francés. Las declaraciones de París llegan después de que las autoridades niponas revisaran al alza la cifra de las supuestas irregularidades, de 38 millones de euros a 62,5 millones.
El arresto y las primeras acusaciones versaban sobre sus ingresos entre 2010 y 2014, pero los investigadores sospechan ahora también de sus cuentas entre 2014 y 2017, lo que incrementó la factura. Ghosn asegura que las acusaciones son falsas y, según fuentes del medio nipón NHK, afirmó a la fiscalía de Tokio que no tuvo intención de infravalorar su salario ante el regulador bursátil.
Greg Kelly, el otro directivo de Nissan que fue detenido el lunes, defendió que el salario de Ghosn fue «adecuadamente» determinado y gestionado y, al igual que el ex presidente de la compañía, negó todas las acusaciones en su contra. «No solo seguía las órdenes del presidente, sino que trabajaba por el bien de la compañía», agregó.