¿Qué le espera a Wallapop en Estados Unidos?
La app española intenta abrirse paso en un mercado en el que la compra-venta de artículos de segunda mano es una actividad muy popular
Seguro que tiene algo que no usa desde hace tiempo o ¿recuerda ese artículo que le regalaron y que nunca le sirvió? La compra-venta de artículos de segunda mano ayuda a unos a desprenderse de aquello que no utilizan y a otros a encontrar eso que andaban buscando sin gastar demasiado.
Para cubrir estas necesidades nació la app española Wallapop que ahora quiere meter la cabeza en un nuevo mercado: el norteamericano. Pero, ¿qué le espera a Wallapop? ¿Con qué se encontrará en este país?
Quienes viven en Estados Unidos saben bien que la gente, constantemente, vende y compra cosas. Forma parte de la vida cotidiana. Además, los norteamericanos suelen mudarse de casa –mucho más que los españoles y los europeos– y no siempre se pueden llevar todos los muebles a cuestas. De media, un norteamericano se muda hasta 12 veces a lo largo de su vida.
La competencia más tradicional
Por ello, no es de extrañar que cada fin de semana se vean múltiples carteles que anuncian garage sales, yard sales y estate sales.
Mientras los dos primeros son como mercadillos o rastrillos improvisados que se hacen a las puertas, en los garajes y en los jardines de las casas… los estate sales se hacen cuando alguien se va a mudar y permite a la gente entrar en su domicilio para que vean los objetos que hay en el interior y que se han puesto a la venta.
De ellos cuelgan etiquetas con el precio y quien está interesado paga dicha cantidad y se lleva el mueble, el utensilio de cocina o el cortacésped de la casa. Así de sencillo y así de fácil.
Ésta sería la competencia más tradicional a la que tendría que enfrentarse Wallapop. Se trata de una tradición muy arraigada en Estados Unidos con la que rivalizar no será fácil, pero con la que la convivencia sería posible. ¿Por qué no colgar en Wallapop algunos de los artículos que se venden en el garaje? Igual de esta manera acuden más curiosos y aumentan las ventas.
Craiglist, el gran rival
Pero si se trata de ventas on line, Wallapop tendrá que enfrentarse a otras webs y aplicaciones móviles como Craiglist. Este portal sirve en Estados Unidos para casi todo. Que necesitas un coche de segunda mano, buscas en Craiglist, que te falta una mesilla de noche, miras en Craiglist, que incluso buscas un piso de alquiler o de compra puedes acudir también a Craiglist.
Se puede encontrar de todo –o casi de todo–, aunque a veces es también un cajón desastre. De forma sencilla, los usuarios cuelgan sus post anunciando aquello que quieren vender o comprar y los interesados se ponen en contacto con ellos vía e-mail o por teléfono. Después, como con Wallapop, se trata de encontrarse en un determinado lugar y hacer la transacción.
Craiglist podría convertirse en el mayor rival de Wallapop en Estados ya que juega con ventaja en el país. Es el lugar al que acuden miles de usuarios para encontrar aquello que buscan, es como un Google de artículos de segunda mano y también nuevos. No obstante, en diseño la partida la gana la aplicación española. Craiglist es un portal útil, pero, visualmente, poco atractivo.
eBay y Etsy
Junto Craiglist, Wallapop también debería temer a otros portales como eBay y Etsy –donde es posible adquirir numerosos y variados artículos– que son muy populares en Estados Unidos.
En el caso de estos dos últimos portales la compra-venta se puede realizar, prácticamente, desde cualquier parte del mundo y los envíos se realizan por correo. Los artículos pueden ser nuevos, semi-nuevos o usados. Y se pueden encontrar objetos más originales o artesanos. El trato o acuerdo comercial entre usuarios no obliga a un face to face posterior, sino que se trata más bien de una compra on line al uso. Del ordenador a casa.
Aunque presentan algunas diferencias con Wallapop, la app española no debería quitarles ojo porque, sin duda, se dedican a los mismo. Pero, quién sabe, Wallapop también podría encontrar su hueco en un mercado tan rico y diverso como el de EEUU, ¿por qué no?