El 23% de los proveedores automovilísticos europeos ya asumen que cerrarán el año en pérdidas
Los costes energéticos y la posible escasez impactan prácticamente a todas las compañías de la industria auxiliar
En la cadena de valor automovilística, quien asume gran parte de los costes de producción son los fabricantes y distribuidores de componentes. Los primeros eslabones se ven altamente afectado por la inflación energética y el desabastecimiento de materias primas, una problemática que engorda sus gastos y que no siempre puede trasladar a sus clientes. Sus números ya se ven afectados por esta cuestión: el 23% de los proveedores automovilísticos en Europa ya prevén registrar pérdidas este 2022.
Según una encuesta realizada por la Asociación Europea de Proveedores Automovilísticos (CLEPA), una parte de las compañías asumen que cerraran el año en números rojos, pese a la optimización de los costes de producción y otras medidas a corto plazo. El pesimismo es mayor si se pregunta por las perspectivas de 2023: el 27% de las sociedades consultadas calculan que tendrán pérdidas el año que viene.
La patronal europea mantiene que estos datos son un reflejo de la “presión a la que se enfrentan los proveedores, que puede empeorar durante el invierno”. Por ahora, casi el 70% de las industrias auxiliares ya están operando con márgenes EBIT “muy por debajo del 5%”, es decir, empiezan a amenazar su rentabilidad.
El estreñimiento en sus números ya está levantando las preocupaciones de los fabricantes de piezas, con el 70% de los encuestados exponiendo una “perspectiva negativa” para los próximos meses. En otoño de 2018, solo el 18% del sector trasladó este sentimiento en las encuestas.
Estas malas perspectivas se derivan de la inflación energética, la principal amenaza que lleva tiempo impactando al sector, pero se ha agravado desde el estallido de la guerra en Ucrania. El 96% de los proveedores reportan un golpe significativo en su rentabilidad debido a los costes energéticos y a su posible escasez por la persistente amenaza de Rusia de cerrar el grifo del gas.
La dificultad de trasladar costes
La inflación en las materias primas afecta al 85% de las compañías, mientras que la escasez de semiconductores, el principal problema de los fabricantes de coches, comporta un significativo impacto en los márgenes del 65% de los encestados.
Hacerse cargo de estos crecientes costes es una tarea ardua por la industria auxiliar a la automoción. Alrededor del 80% de las empresas no reciben ninguna compensación por parte de los fabricantes de coches, sus principales clientes, por la presión del gasto en energía y en los fletes. Tampoco es así por las interrupciones de la cadena de suministro.
Por último, el 42% de las sociedades sí que obtiene una compensación por los costes de las materias primas. En algunos casos, los proveedores y las grandes fábricas suelen firmar contratos de suministro de piezas a precio cerrado, lo que imposibilita trasladar la inflación al precio de salida hasta que es el momento de renegociarlo.
Según la patronal europea, esta capacidad limitada para transferir los aumentos de costes de producción comporta que, en algunos casos, las compañías más pequeñas “teman la bancarrota o se muden a industrias adyacentes”, poniendo en riesgo “la integridad de toda la cadena”.
En este sentido, en los últimos cuatro años los proveedores han sido el único ámbito del ecosistema del motor que ha registrado márgenes de rentabilidad decrecientes. Mientras, los grandes fabricantes, los distribuidores y la posventa registran mejoras significativas entre 2017 y 2022, según CLEPA.
La patronal española recorta las previsiones de crecimiento
Aunque no hay datos referentes a los resultados, estas malas predicciones se trasladan a la industria española. La espiral inflacionista y el descenso en la producción de vehículos por la crisis de los chips han provocado la revisión a la baja de las perspectivas del sector para el 2022. Según un reciente informe de Sernauto, la patronal nacional del sector, los proveedores de la automoción facturarán este 2022 a penas un 5% más que en 2021.
En este sentido, solo el 27% de las empresas españolas declaran que sus ingresos han disminuido, pero la rentabilidad ya se ha visto afectada en más del 60% de las compañías. Para el 12% de las empresas, ya ha disminuido más de 20%.
Sobre la inflación, casi todas las compañías siguen constatando subidas de precios de las materias primas, mientras que una cuarta parte mantiene que se enfrenta a incrementos de más del 40%. Además, sigue existiendo desabastecimiento en materiales necesarias para la fabricación como son los plásticos, el acero, el aluminio, productos químicos o el cartón.