¿Por qué un trabajador de más de 50 años se lanza como emprendedor?
En España hay un 25% de autónomos mayores de 50. Muchos se arriesgan a la aventura empresarial para cambiar de aire laboral, impulsados por un despido o por la necesidad de ayudar a sus hijos
A los ingleses les encanta bautizar nuevas tendencias, y ahora han llamado como ‘oldpreuners’ a los mayores de 50 años que se lanzan a ser emprendedores, en una edad que tradicionalmente se dedican a la estabilidad laboral y a continuar trabajando unos 10 o 15 años más hasta llegar a la jubilación.
Pero la vida da giros inesperados, ya sea por motivos buscados (cansancio del trabajo, ganas de cumplir un sueño postergado) o inesperados (un despido o la necesidad de ayudar a los hijos en paro).
Según la Encuesta de Población Activa, los autónomos que superan los 55 años son casi el 25% de la población de emprendedores en España, unos 489.330 personas. Y los mayores son quienes también tienen una mentalidad cada vez más abierta para lanzarse a una nueva aventura empresarial: según un estudio de Amway, seis de cada diez españoles mayores de 50 dicen que tienen una actitud positiva hacia el emprendimiento, y el 25% se ve creando un negocio propio.
Aunque este índice es menor que el de los jóvenes menores de 25 años (48% se ve como emprendedor) y los menores de 45 (43%), sí es mayor que las encuestas realizadas en oportunidades anteriores.
Ser el dueño del tiempo
Entre las razones por las que se arriesgarían a ser empresarios, el 46% destaca la posibilidad de ser el propio jefe. Esta es una de las razones que vio con buenos ojos Inmaculada Ibáñez, de Murcia. A sus 54 años, recuerda que había trabajado toda la vida como auxiliar de la farmacia de un familiar, pero tras su fallecimiento y la venta del comercio, se vio en la necesidad de reciclarse profesionalmente. Y ser la dueña de su tiempo y su proyecto le impulsó a asociarse con la marca de moda femenina Bissú y abrir un comercio de la franquicia en el centro de Murcia.
«Yo pensé que me iba a jubilar en la farmacia, pero las circunstancias han cambiado y quería un cambio de aire, quería montar mi negocio propio. Y tuve la oportunidad». De la mano de su marido Antonio Díaz, quien como asesor fiscal lleva las cuentas del negocio, pudieron abrir a fines de diciembre y hacer buenas ventas en Navidad y en las rebajas, y por ahora el negocio sigue expandiendo su cartera de clientes, y también tuvieron que contratar a una empleada para poder dar abasto con las ventas.
Más tablas en la vida que los jóvenes
Mientras que un emprendedor joven tiene a favor su flexibilidad para los cambios y la mayor resistencia física a cumplir horarios complicados, los emprendedores ‘seniors’ cuentan con más experiencia para saber si un proyecto es adecuado a sus intereses, y más todavía cuando provienen del mundo empresarial o comercial.
«Este perfil de emprendedores posee una amplia experiencia profesional, cuenta con un gran número de contactos y, en el mejor de los casos, poseen un respaldo económico importante, lo que les permite desarrollar sus proyectos profesionales con tasas de éxito elevadas, comparables a los de los millenials», describe Ana María Romero, vicedecana de Gestión Económica y Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense de Madrid, y miembro del consejo que ha realizado el estudio de Amway.
Esta idea es compartida por María Antonia Martínez Castellano, de 62 años, quien hace seis años abrió Haiku, uno de los primeros espacios de Barcelona centrados en la cultura y literatura japonesa, que hace pocas semanas se expandió a Haiku Gourmet, que vende comida y productos de menaje de este país asiático.
«La edad te proporciona unas tablas y una experiencia enorme cuando vas a montar tu propio negocio», dice. Durante 30 años, Martínez trabajó como informática, y sin necesidad de estudios de mercado ni grandes investigaciones, decidió cambiar de rumbo y lanzarse a un nicho «que no estaba cubierto en Barcelona», en una aventura empresarial que comparte con su hijo Alex.
La ayuda a la familia
Mientras que muchos emprendedores jóvenes cuentan con planes de apoyo de gobiernos locales y autonómicos, los mayores de 50 se encuentran más solos para afrontar sus desafíos empresariales. Además, muchos menores de 30 años tienen por detrás a familiares que aportan dinero para impulsar un proyecto, pero los oldpreuners en ocasiones arrancan con un emprendimiento cuyas ganancias las destinan para ayudar a sus hijos.
Esta fue la decisión que tomó Gloria Revuelto, una profesora de educación física de 55 años de Barcelona. En el 2014, un local en alquiler de sus padres quedó vacío, y la falta de inquilino le iluminó la bombilla de la oportunidad. Su hijo de 26 años estaba en paro y Revuelto pensó en montar un negocio para darle una oportunidad de trabajo.
Al poco tiempo abrió Fresh Laundry, una franquicia de lavanderías autoservicio que se está expandiendo por diversos puntos de España. En el barrio de Sant Andreu, el local marcha a buen ritmo, «y una de mis ideas era poder mantenerlo abierto pero sin renunciar a mi trabajo. Con lo que ganamos pagamos el préstamo de la inversión, pero he invertido mis ahorros de la vida laboral para darle un trabajo a mi hijo».
No todos tienen el coraje de lanzarse a la piscina de un emprendimiento. El 77% de los encuestados dicen que les frena el miedo al fracaso y al 51% le atemorizan llegar a tener pérdidas económicas. Por ello la sugerencia de los expertos es que se destine una inversión que no arruine la economía familiar, y que tampoco se sea preso de la impaciencia, que la tasa de retorno tiene que estar bien calculada, pero que nadie espere ganancias inmediatas.
Además, recuerdan que grandes firmas se han fundado por empresarios que habían cruzado los 50 años: Ray Kroc fundó Mc Donald’s a los 52, Harland Sanders David abrió un KFC a los 65, y John Pemberton, a los 55, creó una compañía que sería conocida como Coca-Cola.