¿Por qué el rey del súper italiano vetó a Mercadona en su testamento?
El fundador de la cadena Esselunga negoció con Juan Roig la venta de su cadena en 2008. Pero al morir, pidió a sus herederos que busquen a otro comprador
El rey de los supermercados italianos que mostró en su testamento su fobia por Mercadona, el fundador de Esselunga, Bernardo Capriotti, siempre quiso vender su cadena antes de morir. Su propósito era aliviar a su familia de «la carga» que supone gestionar una de las mayores empresas del país que está venida a menos y que cuenta con una participación de mercado del 9%. Pero Capriotti falleció la semana pasada sin cumplir su cometido.
A sus 82 años, y en medio de una lucha descarnada entre los hijos de sus dos matrimonios por controlar la empresa familiar, Capriotti, quiso vender en al menos dos ocasiones su empresa, según aseguran fuentes del sector. Y la última de ellas casi lo logró.
En 2008, el empresario salió de Italia para buscar posibles compradores, entre los que se mencionaba a la británica Cosco y a la estadounidense Wal-Mart. Pero Esselunga, convencido de la potencialidad de su marca italiana, nunca se mostró proclive a concretar esas operaciones. Capriotti lo dejó claro entonces: antes que Wal-Mart, prefería vender a Mercadona.
De Mercadona a Ahold
La cadena de Juan Roig nunca negó su interés por Esselunga, un supermercado que le permitiría dar el salto a su expansión internacional. Es uno de los propósitos pendientes de Mercadona, que ya ha iniciado su aterrizaje en Portugal.
Juan Roig negoció personalmente la compra de Esselunga con su co-fundador. Pero la guerra sucesoria entre los hijos de dos matrimonios diferentes y el precio elevado que pedía el fallecido Capriotti hicieron que Roig diera un paso atrás, según publicó entonces la prensa italiana. El octogenario empresario quería 2.000 millones de euros para garantizar un futuro lleno de comodidades a sus hijos.
Tras las negociaciones con Roig y con la muerte cerca, el empresario italiano dejó su hoja de ruta en su testamento. Quiso dejar claro que él prefería una venta a la holandesa Ahold. «Eso sería lo ideal. Mercadona, no tanto».
En ese mismo testamento, Capriotti también dejó claras sus preferencias familiares. Su esposa y su hija menor heredaron el 70% de su patrimonio. El 30% restante ha ido a parar a los dos hijos de su matrimonio anterior.