¿Por qué casi nunca cierra un Mc Donald’s? La franquicia más exitosa nos confiesa su receta
Los fracasos en las franquicias de comida rápida afectan a casi todas las marcas, menos a la empresa del Big Mac. Mientras la franquicia española dispara el número de fracasos, el cierre de un Mc Donald's es noticia. Pero el negocio no es para cualquiera. Sólo dos o tres de cada mil interesados pueden abrir su restaurante
Mientras las franquicias de comida rápida española buscan franquiciados debajo de las piedras y ofrecen a cualquier interesado un negocio seguro, con alta rentabilidad, Mc Donald’s espera que los franquiciados lleguen por su propio pie. No tiene equipos de venta agresivos interesados en vender a toda costa su restaurante. Todo lo contrario: pone trabas.
Los interesados en comprar un Lizarrán, un Foster’s Hollywood o una Sureña tienen alfombra roja y charlas de bienvenida para explicar las bondades del modelo de franquicia. En cambio, Mc Donald’s advierte a los interesados: sólo se activa el proceso de selección cuando se comprueba que el emprendedor dispone de casi un millón de euros.
Y no valen que los recursos sean de algún familiar que entre en el negocio. Tanto el dinero como la responsabilidad deben ser asumidos por el mismo interesado. Es una prueba de máxima implicación del franquiciado a una franquicia mundialmente reconocida.
Modelo conservador
La marca que ha sido símbolo de la colonización cultural americana y del capitalismo más salvaje, es, en el fondo, una de las franquicias más conservadoras. No busca expansiones agresivas y exige un requisito que ninguna otra pone sobre la mesa: la dedicación exclusiva, y a tiempo completo, del franquiciado.
«Antes de ingresar a la red, el interesado debe entrar en un largo y completo proceso de formación que dura aproximadamente un año. Durante ese tiempo, el interesado tampoco puede ni estudiar ni trabajar. Debe dedicarse por completo a su formación», explican desde la filial española de Mc Donald’s.
La compañía sabe que el mismo proceso termina convirtiéndose en una criba, en una selección natural que sólo superan los que demuestren una comprobada gestión en el manejo de equipos y extraordinarias capacidades de márketing y comunicación.
A la empresa llegan decenas o incluso centenares de solicitudes de información cada mes para obtener la franquicia, pero las altas exigencias hacen que sólo dos o tres cada año logren ingresar en la selecta red.
La compañía prefiere que los nuevos restaurantes sean gestionados por los franquiciados cuya solvencia ya ha probado. Por eso, los casi 500 restaurantes en España son gestionados apenas por 150 titulares. Es decir, cada franquiciado gestiona, en promedio, unos cuatro Mc Donald’s. Cada restaurante emplea un promedio de entre 40 y 50 trabajadores.
Capital riesgo, prohibido
La compañía no quiere oportunistas y ha prohibido expresamente la entrada de franquiciados con fondos de capital riesgo. Es consciente de que los resultados rápidos que buscan este tipo de negocios pueden atentar contra la viabilidad a medio y largo plazo del negocio.
Algunas franquicias españolas como Lizarrán o Foster’s Hollywood funcionaron sin problemas mientras fueron gestionados por las familias de los fundadores. Pero la entrada en Foster’s del fondo de capital riesgo británico CVC y de European Food en Lizarrán en 2001 cambiaron las tornas. Las compañías se enfocaron en abrir más locales sin importar que las nuevas inauguraciones muchas veces canibalizaban en ventas con los establecimientos existentes.
Lo importante era abrir más, facturar y aumentar la cotización de la empresa. Es una estrategia que rechaza la marca internacional que franquició su primer restaurante en 1955 y que hoy cuenta con 35.000 establecimientos en 119 países. Y parte del éxito también reside en la elección de los establecimientos. Mc Donald’s analiza con detalle la ubicación de los locales.
Un equipo multidisciplinar analiza las ubicaciones idóneas para la instalación del negocio y es la propia compañía la que construye y equipa el establecimiento. Es lo que se conoce como «el modelo llave en mano».
La cadena tampoco trabaja con otra modalidad que ha invadido a las franquicias españolas y que ha desatado quejas en casi todas las cadenas: los rappels. La marca gana por producto vendido a los franquiciados. Así, mientras más comida venda, más gana, sin importar los beneficios de los franquiciados y sin tomar en cuenta si el local tira o desperdicia los alimentos adquiridos. La cadena estadounidense cobra un cánon fijo y otro porcentaje variable en función de los resultados del establecimiento.
Los alquileres
El cierre de un restaurante Mc Donald’s es un hecho tan extraordinario que se convierte en noticia en las localidades donde ocurre. Cuando la cadena anunció la clausura del local de la calle Ancha en Algeciras hasta los medios de comunicación locales se hicieron eco del acontecimiento.
El establecimiento había funcionado durante 20 años, la duración estándar de los contratos de franquicia de la cadena y también coincidía con la finalización del contrato de alquiler. Fue el mismo caso que el emblemático Mc Donald’s de la calle de Orense en Madrid. El local finalizó tras el vencimiento del contrato de arrendamiento.
La marca tampoco es infalible al cambio de dinámica de una ciudad. En veinte años, una calle céntrica puede convertirse en un paseo desértico por las transformaciones urbanísticas y estas transformaciones suponen el principal motivo de cierre. Es lo que sucedió con el establecimiento de la calle Real de Coruña.
Los errores
Los responsables insisten en que la cadena también comete errores, que no es infalible y reconoce que en ocasiones los números no salen tan bien como se esperaba. Las ubicaciones, en ocasiones, no son tan rentables como lo previsto. No quiere endiosamientos. No parece necesitarlos.