Pescanova: Carceller se cobra la pieza
Un consejo sin Carceller ni Luxempart, pero hecho a medida, aprueba hoy el plan del grupo disidente
El cazador silencioso se cobrará finalmente la pieza. Diez meses de infarto desde que comenzaron los primeros movimientos en bolsa con ventas de acciones, a finales de enero, suspensión de pagos incluida y un cúmulo de irregularidades en la segunda empresa gallega se saldarán con el control de la mayoría accionarial de Pescanova por parte Demetrio Carceller, dueño de Damm, máximo accionista de Ebro y socio del grupo alemán Dr. Oetker, en alianza con el fondo Luxempart. A ellos se unen otros dos fondos, KKR y Ergon Capital Partners.
La propuesta de recapitalización para sacar adelante el convenio de acreedores fija para este miércoles una cita que tiene mucho de trámite, a pesar de su supuesta trascendencia. Y es que el consejo de administración que celebrará Pescanova, bajo la presidencia de Juan Manuel Urgoiti, aprobará el plan de Damm y de Luxempart –que pasa por inyectar en la pesquera 250 millones de euros– sin los consejeros que representan a ambos grupos (José Carceller Arce y François Tesch, respectivamente), en teórico movimiento para esquivar acusaciones por supuesto conflicto de intereses.
Teórico porque será el resto de los consejeros, designados a propuesta de la cervecera y el fondo luxemburgués tras la junta general de septiembre, con los independientes Yago Méndez Pascual, Luis Ánfel Sánchez-Merlo, Alejandro Legarda y el propio Urgoiti, quienes aprobarán el plan presentado por sus mentores. Por tanto, Damm pasa a mandar definitivamente en la empresa, con una propuesta que, de ser aprobada en convenio, le otorgará más del 51% del capital de Pescanova.
Diez millones de margen de liquidez
Han sido los propios errores del anterior equipo gestor y su núcleo accionarial, más que los aciertos de los disidentes, lo que finalmente provocará el vuelco en el capital de Pescanova, con su salida del concurso y también su más que previsible exclusión de bolsa, previa operación acordeón. Aunque la propuesta de convenio todavía debe ser aprobada en una junta de acreedores, y visada por el juez, todo parece indicar que nada impedirá que la firma gallega salga del concurso en tiempo récord. Sin embargo, la aprobación del convenio no se podrá cerrar antes de final de año, como se preveía inicialmente, aunque sí que hay margen para que la propuesta quede totalmente perfilada. Así lo ve la banca acreedora, que da por hecho que el plan de Carceller es el más ajustado a la realidad, también a la suya.
De la línea de liquidez de 54 millones concedida de forma urgente por la banca a principios de verano, la multinacional pesquera todavía dispone de unos 10 millones de euros de circulante para afrontar pagos, lo que le da cierto margen de maniobra, según fuentes de los acreedores.
Retornos a la banca y quita
La quita de la deuda de 3.600 millones de Pescanova, que finalmente superará el 80% (así consta en la propuesta de Damm que este miércoles analizará el consejo en Chapela), ha sido uno de los obstáculos que finalmente ha sido aceptado por la banca, a pesar de su frontal rechazo inicial. ¿Por qué? La entrada de los fondos de inversión en el capital de la compañía, que acompañarán a Damm y a Luxempart, llevará aparejada una exigencia de rentabilidad mínima para su inversión, que superará con creces el 20% en un plazo que puede rondar los cinco años. Ese retorno, que los fondos recuperarán vía dividendos, será idéntico al que obtendrán de rentabilidad por sus acciones los bancos que finalmente opten por capitalizar deuda de Pescanova, con lo que el saldo neto de la quita, vía TIR (tasa interna de rentabilidad de una inversión), se rebajará, y puede derivar en una condonación, en la práctica, más baja que ese 80% que plantea Damm, y que se podría situar en el 60%. A mayor capitalización de deuda, mayores retornos para la banca vía dividendos.
En medio de este escenario, a un día de la celebración de un consejo que cambiará la configuración de la actual Pescanova, Deloitte, la administradora concursal, ha dado a conocer los resultados de la compañía en 2012.
Las cuentas distan mucho de las que en su día presentó Manuel Fernández de Sousa. Según la auditora, Pescanova acabó el año con unos números rojos de 791 millones de euros, tres veces más que en 2011. Su agujero patrimonial ascendía ya hasta los 1.487 millones.