El árbol chino que crece más rápido se expande por el campo español
Las plantaciones de paulownia pueden ser un gran negocio en España, siempre que se disponga de agua abundante a bajo precio
La paulownia es un árbol de origen chino. Muchos lo consideran “milagroso”. De los árboles para uso comercial, es el que crece más rápido. A los ocho años de plantarse ya se puede cortar. Su madera tiene múltiples usos industriales y también se aprovecha para biomasa. Resiste al fuego. Es un arma contra el cambio climático porque absorbe diez veces más dióxido de carbono que cualquier otro árbol de los bosques españoles. Además, su cultivo se ha disparado en España y puede ser un gran negocio. Pero hay un problema: los expertos recomiendan calcular los costes antes de invertir en plantaciones de paulownia porque consumen mucha agua.
“Para crecer mucho necesitan comer mucho”, advierte el biólogo Lorenzo García, director de investigación y desarrollo de Cotevisa, empresa valenciana dedicada a la mejora genética de cultivos, y socio de Iforestal, otra empresa e Albacete centrada en las plantaciones y comercialización de maderas. Cuando se pregunta a los colegios de ingenieros forestales por un especialista en paulownia remiten a García, al que definen como el “pionero” de su cultivo en España. Empezó en este campo en 2002 con la investigación de las variedades que mejor se podían adaptar al campo español. Tiene su base de operaciones en la Alcudia (Valencia).
Paulownia: el campo español introduce el árbol chino que crece más rápido
García explica que plantar una hectárea de terreno con clones de paulownia seleccionados cuesta unos mil euros (400 unidades, a 2,5 euros cada una) que, al cabo de ocho años, en el momento de cortarlas, pueden generar unos 50.000 euros. Sin embargo, recomienda calcular los costes en agua y abono que requerirán durante su crecimiento. Para que la explotación sea rentable, es necesario agua de riego barata y no lo es en todos los puntos de España.
Las plantaciones de paulownia necesitan suelos profundos, riego, abono y un clima propicio, sin heladas primaverales. Por este motivo, se han expandido por el levante español, Andalucía y, en menor medida, por otras comunidades. En Galicia se encuentran algunas plantaciones, aisladas, entre las que destaca la de San Vicente de Trasmañó (Pontevedra). A diferencia de la mayor parte de plantaciones del resto de España, las gallegas no cuentas con sistema de riego porque confían en las lluvias.
Múltiples aplicaciones
Los cultivos de paulownia se destinaron inicialmente a biomasa, pero, a raíz del decreto de las renovables, su producción se encaró a la producción de madera para la industria. Las nuevas plantaciones se hacen con clones específicos para obtener maderas de calidad. Se utilizan para puertas, ventanas, muebles, pero también para tablas de windsurf o esquís. Rossignol ya lo está utilizando para los rellenos interiores.
Lorenzo García asegura que “hay mercado” para la paulownia, que la demanda absorbe toda la oferta en estos momentos y que, en un futuro inmediato, substituirá a la madera del chopo en sus utilidades industriales porque es más ligera y menos deformable.
Competencia con el chopo
Juan Picos, profesor de la escuela de ingeniería forestal de la Universidad de Vigo, pone en duda que la paulownia substituya al chopo porque la madera de este último árbol tiene un mercado “consolidado” en toda Europa. En su opinión, queda por ver el potencial que la paulownia pueda tener en España porqué todavía se produce en poca cantidad. Picos es una de las voces más autorizadas en la gestión de los montes gallegos.
Picos coincide con García en la gran ventaja de la paulownia respecto a otros árboles, que es su rápido crecimiento, pero también en su gran inconveniente,el consumo elevado de agua.
Josep Rius, responsable del sector forestal de Unió de Pagesos, corrobora que el problema de las plantaciones de paulownia es que requieren mucha agua. Considera que su aprovechamiento como biomasa es poco interesante en estos momentos, porque hay un exceso. Por lo que se refiere a los usos de su madera todavía son incipientes. En Cataluña hay escasas plantaciones, aunque los técnicos del departamento de Agricultura de la Generalitat están programando conferencias divulgativas de este cultivo.