Orange España cambia de CEO antes de la gran fusión con MásMóvil
El nuevo consejero delegado, Ludovic Pech, pasará a tener el control financiero dentro de la nueva compañía resultante
Nuevo gran movimiento en el sector de las telecomunicaciones en España. En este caso, y de manera inesperada, ha sido Orange España la que ha llevado a cabo un cambio de gran calado. De manera inminente, para el mes de abril, pasará a der CEO de Orange España Ludovic Pech. Mientras, el actual consejero delegado del operador naranja en nuestro país, Jean-François Fallacher, pasará a tener el cargo homólogo en la división francesa.
Todo este movimiento se produce en mitad de la fusión con MásMóvil, que ahora mismo afronta el gran reto regulatorio de Bruselas y que, además, deja el camino claro para la formación ejecutiva de la compañía resultante.
Y es que, tal y como ambas compañías ya habían pactado, el nuevo CEO de la ‘joint-venture’ será el actual consejero delegado de MásMóvil, Meinrad Spenger; mientras que el máximo responsable de Orange en España iba a asumir la presidencia. Con este cambio se escenifica una paz de gobierno corporativo al no tener en paralelo a los principales dirigentes de ambas compañías en estos últimos años.
Nuevo rumbo para Orange España
Ludovic Pech, actual director financiero de Orange Middle East & Africa, asumirá el cargo de CEO de Orange España a partir de abril de 2023 -y posteriormente será el responsable financiero-. Por su parte, Fallacher liderará Orange Francia desde el mes de abril y continuará siguiendo muy de cerca las operaciones de Orange España como miembro de su Consejo de Administración, supervisando igualmente el proceso de autorización de la constitución de una ‘joint-venture’ con MásMóvil.
Sobre el próximo CEO de Orange España, y que será la cara más visible de la compañía hasta que se produzca la fusión, inició su carrera en el Grupo Orange en 1994 y, desde el año 2000, ha ocupado distintas posiciones en varias divisiones del Grupo. En concreto, durante más de 6 años fue el CFO de Wanadoo en España, contribuyendo en ese periodo al desarrollo, transformación y éxito de las operaciones de Orange en nuestro país.
En 2006, se incorporó a la sede central del entonces grupo France Télécom (Orange) en París como director financiero de la división de los negocios de telefonía fija e Internet del Grupo. Cuatro años más tarde, se trasladó a Rumanía, donde asumió la responsabilidad como CFO y secretario general de Orange. De la misma forma, en 2013, fue nombrado CFO de Mobistar Group (ahora Orange Belgium), uno de los principales actores en el mercado de las telecomunicaciones de Bélgica y Luxemburgo. En 2016, asumió la responsabilidad que actualmente ocupa: CEO y CFO de la zona Africa & Middle East del Grupo Orange, con presencia en 18 países.
Una fusión de gran calado
El nombramiento de ambos ejecutivos pone de manifiesto, según explican desde el operador naranja, la importancia de la operación de España para el grupo Orange. No obstante, se trata de un movimiento que, pese a comprensible, ha pillado por sorpresa al sector.
Por lo que respecta al propio proceso de unión, la toma de decisiones desde Bruselas vendrá por partes. En primer lugar, deberán abordar el encaje de Orange y MásMóvil. Acto seguido tendrán que revisar, en ese momento ya sí, cómo queda el mercado español. Y la foto muestra unos datos muy claros: una concentración histórica.
Ante este panorama, ¿qué soluciones se puede adoptar en Bruselas para que todo tenga un encaje normativo? Y, lo más importante, ¿cómo van a maniobrar en la Comisión para que en último lugar no se produzca una subida de precios debido a la mejor competencia que habrá en España a partir de 2023?
Uno de los ejemplos más cercanos tiene que ver con la fusión de Orange y Jazztel, donde la compañía resultante tuvo que ceder una red independiente de fibra al hogar (FTTH) que abarcaba entre 700.000 y 800.000 unidades inmobiliarias y que era similar al tamaño de la red en ese momento de FTTH de Orange en España. Asimismo, también tuvo que dar acceso preferente a la red de cobre durante un periodo de ocho años.
Ahora, por la tipología de fusión, la cuestión puede centrarse no solo en activos, sino en la propia capacidad y gestión comercial (usuarios) y sus marcas. Esta sería una decisión muy extraña y que no se ha tomado hasta ahora en Europa, pero no quedaría más remedio ante la concentración que se provocaría.