OCU usa catas erróneas para acusar de fraude a los aceiteros
La OCU publica un nuevo estudio que carga contra la mitad del aceite de oliva virgen extra con una metodología cuestionada por la patronal
El aceite de oliva español vuelve a declarar la guerra contra la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) por acusar a la mitad de la industria de fraude en las calidades de los aceites de oliva virgen extra.
La OCU ha acusado a media industria de orquestar fraudes masivos con el aceite de oliva virgen extra al vender productos de calidad inferior con esa categoría. Una veintena de marcas vende, a su juicio, una categoría fraudulenta. Se trata de las marcas Hojiblanca, Carbonell (envase plástico: pet), Koipe, Eroski, Coosur, DIA, Hacendado (plástico) y Olisone (el aceite de Lidl).
El último informe de la organización de consumidores denuncia «fraude en el etiquetado de 20 marcas de aceite de oliva virgen extra» y ha provocado un enorme malestar en el sector. Seis patronales ya han cuestionado la metodología de la OCU en otros estudios similares.
El listado traerá consecuencias económicas inevitables para las marcas que han sido calificadas como defraudadoras y puede catapultar a las mejor posicionadas. La mejor marca, según el análisis de la OCU, es Oleoestepa, una empresa que defiende las cualidades saludables del aceite virgen extra por encima del resto de productos.
La patronal carga contra el estudio
La OCU comenzó en enero la elaboración de un informe para valorar los mejores aceites de oliva virgen extra. Los resultados de ese estudio se terminaron de recoger en septiembre pasado.
El tiempo transcurrido entre enero y septiembre, además de las condiciones en las que fueron almacenadas las muestras, son algunos de los factores que pueden incitar al error, según sostiene la patronal, que advierte de un proceso “lleno de errores”.
“Los productos cuestionados han superado las pruebas de pureza y calidad. Sólo fallaron en la parte subjetiva: las catas. La metodología da fallos y debe ser cuestionada. Debe ser mejorada y es algo en lo que están de acuerdo hasta los socios que han salido bien en el estudio”, explica Primitivo Fernández, director de la patronal del aceite Anierac.
La polémica no es nueva. Las patronales publicaron en 2016 un estudio similar en el que criticaba a la industria por falta de rigor. La patronal ya demandó a la OCU. Y también lo hicieron de forma individual algunas marcas como Hojiblanca. Los tribunales han dado la razón a la OCU, amparada en los principios de libertad de información.
Auxilio al Gobierno
En esta ocasión, la patronal también intentó que el informe no fuese publicado. Los directores de las principales patronales enviaron una carta incluso al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación para solicitar una reunión urgente. Querían quejarse de los “graves errores metodológicos” cometidos por la OCU e instar a la organización a modificar su metodología y corregir los errores antes de lanzar el estudio que les acusa de fraude masivo.
Hasta ahora, seis patronales se han quejado de los informes de la OCU, entre las que destacan la industria de la leche, la cosmética y la carne. Algunas empresas como Danone han conocido públicamente que los estudios de OCU carecen de rigor. Otras empresas, que prefieren no ser mencionadas, aseguran que algunos de sus estudios son “disparatados”.
La OCU ha defendido su nuevo informe al asegurar que se ajusta a la normativa internacional para este tipo de estudios, pero las dudas sobre su objetividad planean en el mercado.
OCU premió a la crema de Lidl, de 3 euros como la mejor crema facial del mercado. En un juicio, celebrado en marzo, el jefe del laboratorio reconoció que la crema de Lidl no fue la número uno, tal como había afirmado la OCU.