O’Leary se aparta del día a día de Ryanair

El hasta ahora consejero delegado de la aerolínea irlandesa, Michael O’Leary, liderará el grupo, que tendrá una estructura parecida a la de IAG

El presidente de Ryanair, Michael O’Leary. EFE

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El mediático Michael O’Leary da un paso atrás en el día a día de Ryanair. El consejero delegado de la compañía de bajo coste abandonará su trabajo al pie del cañón para liderar la nueva estructura de la aerolínea, que se agrupará bajo un conglomerado en el que compartirá espacio con sus filiales, Lauda, Ryanair Sun y la filial británica formada para sortear cualquier inconveniencia con el brexit.

La nueva estructura de Ryanair se asemejará a la de International Airlines Group, en la que British Airways, Iberia, Vueling y el resto de las aerolíneas del grupo cuentan con un equipo directivo propio. O’Leary será el equivalente de Willie Walsh, amigo personal del dirigente.

El ejecutivo deberá centrarse ahora en la gestión financiera del grupo, la adquisición de nuevas compañías para el grupo y la gestión de la compra-venta de aviones. A cambio, se olvidará de negociar con los sindicatos y la operativa diaria de aerolínea, que contratará un nuevo consejero delegado.

Si bien O’Leary renovó su contrato hasta 2024, no corrieron la misma suerte algunos de sus colaboradores más cercanos. El presidente de la aerolínea, David Bonderman, abandonará la compañía después de que los accionistas pidieran una reorganización en la empresa.

El comunicado emitido por Ryanair este lunes no hace referencia a la remuneración de O’Leary​, uno de los principales puntos de conflicto entre algunas accionistas y el ejecutivo. Con alrededor de 3 millones de euros de sueldo entre fijo y variables, el directivo se enfrenta de forma periódica a las críticas de parte del capital.

Ryanair cae a los números rojos

La aerolínea irlandesa perdió 19,6 millones de euros netos en el tercer trimestre de su año fiscal 2018, entre octubre y diciembre. Contrasta con el beneficio de 105,6 millones de euros que obtuvo en el mismo periodo en 2017. El motivo de la diferencia: la caída en el precio de sus billetes.

En un comunicado remitido a las bolsas de Londres y Dublín, la compañía indicó que su tráfico de pasajeros en ese periodo aumentó el 8 %, hasta 32,7 millones, mientras que facturó 1.530 millones de euros, el 9 % más que un año antes.  Sin embargo, Ryanair redujo su capacidad durante la temporada invernal y el precio de sus tarifas aéreas cayó un 6 %, hasta situarse en un coste medio de 30 euros.

«Aunque la pérdida de 20 millones en el tercer trimestre es una decepción, nos consuela saber que se debió enteramente a la debilidad inesperada de las tarifas aéreas, por lo que nuestros clientes disfrutan de precios bajos récord, lo que es bueno para el crecimiento del tráfico actual y futuro», señaló O’Leary.

 

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