“No sin mis aplicaciones”
El número de utilidades que se instalan en los teléfonos móviles crece en paralelo a la dependencia real de los usuarios hacia ellas
Desde programar la alarma del despertador a controlar el correo electrónico, mantener el contacto a través de las redes sociales o conocer la previsión del tiempo. El número de aplicaciones para teléfonos móviles que salen al mercado cada día es mayor y más variadas (a la par que las empresas que las diseñan y comercializan). Un hecho que facilita a los usuarios personalizar al máximo su terminal pero que genera una dependencia cada vez mayor hacia ellas.
El sociólogo y profesor de Ciencia y Tecnología de la universidad de Cornell (Nueva York), Trevor Pinch, asegura que “las aplicaciones se están convirtiendo en algo intrínseco a nuestra forma de vida”. Pinch ha analizado con el grupo Nokia el uso que hacen más de 5.200 personas en diez países para concluir que la relación con todos los servicios “ha dejado de ser un uso ocasional para convertirse en una dependencia real, representan nuestras necesidades e intereses únicos”.
En el estudio, el 55% de los participantes afirmaron sin tapujos que todos los servicios que se instalaban mejoraban su vida en diversos ámbitos. Desde el hogar al trabajo pasando por facilitar los viajes o ocupar una parte importante del tiempo dedicado al ocio.
Asimismo, el profesor defiende que ahora, para conocer bien a una persona, se debe repasar su móvil. “Podemos aprender mucho del comportamiento de un individuo a través de una combinación de sus aplicaciones, del uso que hacen de ellas, variables de su personalidad, y sus habilidades”. En el caso español, el 68% de los usuarios encuestados llevan hasta 30 servicios en el móvil y los más usados son: las utilidades (31%); redes sociales (30%); juego (25%); música (21%) y las relacionadas con los negocios (19%). Eso sí, el 45% de los españoles sólo descarga aquellas que sean gratuitas.
Los ‘nativos digitales’
Cabe recordar que recientemente también salía a la luz otro estudio en que se ponía de relevo que los nativos digitales (los niños del siglo XXI) aprenden antes a jugar con un smartphone que a practicar otras actividades, como montar en bici. Concretamente, el análisis del grupo AVG Internet Security mostraba que el 19% de los niños de dos a cinco años es capaz de jugar a aplicaciones sencillas mientras que sólo el 9% en esta misma franja de edad sabe atarse los cordones.