Nissan planta a Renault: el sustituto de Ghosn no será de su cuerda
Ambas marcas siguen enfrentadas por el peso de cada una en la alianza. Nissan quiere equilibrar una balanza que considera desnivelada desde hace años
La batalla por el poder en la alianza Nissan-Renault ya es a tumba abierta. Tras la detención del expresidente de la asociación, Carlos Ghosn, ambas compañías pugnan por no perder poder en los negocios conjuntos. El fabricante francés era el dominador de las relaciones gracias a la influencia del mandatario brasileño, pero su competidor nipón trata de ganar terreno.
Por ello, Nissan rechazó la petición de Renault de enviar un sucesor del encarcelado Ghosn, informó la agencia nipona Kyodo.
La firma francesa, principal accionista de la nipona, lo planteó durante una reunión de emergencia de la junta directiva de Nissan el pasado 22 de noviembre, según fuentes del citado medio, que indicaron que la propuesta buscaría proteger los intereses comerciales y la influencia de Renault tras el cese de Ghosn. La negativa de la compañía japonesa sería una muestra de la lucha por el liderazgo del segundo mayor fabricante japonés de vehículos.
El consejero delegado de Nissan, Hiroto Saikawa, ya expresó en otras ocasiones su intención de revisar la alianza, que considera desequilibrada. Él ha sido la figura que se ha puesto al frente de Nissan tras la detención de Ghosn el pasado 19 de noviembre por presuntas irregularidades fiscales y su cese como presidente de Nissan tres días después.
Renault tiene más poder que Nissan en la alianza
Nissan quiere aprovechar la salida del ejecutivo brasileño para ganar poder en la alianza Nissan-Renault. Si el fabricante japonés es ostensiblemente mayor que su socio francés –sus ventas son el 60% más–, es el pez pequeño quien controla el grupo, pues puede hasta nombrar dirigentes en la propia firma nipona.
Renault controla actualmente el 43 % de las acciones de Nissan Motor, mientras que la firma japonesa sólo tiene el 15 % de la gala, y la francesa tiene derechos de voto en el consejo de administración de Nissan, pero la compañía nipona no los tiene en su socio.
Además, Ghosn planteaba hacer «irreversible» la alianza entre las dos empresas, que ya poseen paquetes accionariales cruzados. Si bien durante la primavera hubo rumores de la negociación de una fusión, el propio Ghosn matizó a Reuters que la unión era poco probable antes de 2020.
«Si estuvo haciendo algo inapropiado durante muchos años, probablemente alguien debió saberlo o por lo menos sospecharlo antes», se preguntaba John Shook, consejero delegado del Lean Enterprise Institute y experto en el sistema empresarial japonés, en una conversación con Bloomberg. El analista prosiguió en su desconfianza. «La noticia plantea varias preguntas en términos de timing, pues llega después de la recomendación de Ghosn de una fusión completa entre Nissan y Renault, algo que quizás hay mucha gente que no quiere que ocurra», señaló.
Más precavida se mostró la analista independiente Maryann Keller. «Si alguna vez se produce una fusión, dentro de Renault existiría la expectativa de que uno de sus líderes la presida, algo que sería inaceptable para Nissan», admitió. Pero añadió: «No considero esto como un contraataque desde Japón. Si hizo lo que hizo, traspasa los límites éticos».