Nissan fabricó 26.461 coches en su último año en Barcelona
La planta catalana cerró el pasado mes de diciembre, aunque todavía producirá de forma anecdótica hasta marzo por la crisis de los semiconductores, que dejó algunos vehículos sin terminar
Aunque en 2021 no sufrió huelgas ni tuvo que bajar la persiana por la crisis del coronavirus, la fábrica de Nissan en Barcelona sacó apenas 26.461 coches a la carretera en su último año de vida. La organización japonesa había ya diseñado un cierre paulatino en la segunda mitad del año, que se saldó el pasado 16 de diciembre con el cierre de la última línea de producción. Aunque quedan algunas unidades atrasadas por ensamblar, el centro ya se prepara para recibir al nuevo inversor.
La automovilística nipona presentó este martes los resultados del tercer trimestre de su año fiscal –de abril de 2021 a diciembre–. La firma ganó 1.530 millones de euros y obtuvo unos ingresos de 46.740 millones de euros. También dio cifras de producción. En toda su red de centros fabricó 2,46 millones de automóviles, un dato ligeramente superior a los 2,43 millones de 2020. El año anterior había sido la pandemia. Esta vez fue la escasez de semiconductores.
Nissan desgranó las cifras por centro de producción. Y a pesar de que mejoró respecto al 2020, los volúmenes se quedaron evidentemente muy lejos de los 200.000 coches de capacidad máxima que la planta de Zona Franca puede sacar a la carretera. La crisis de los semiconductores y el cierre programado por parte de la empresa, reduciendo la producción semana a semana, provocaron que la campaña se quedase en 26.641 vehículos.
En el primer trimestre del año 2021 –todavía perteneciente al año fiscal 2020/2021–, el centro produjo 7.788 automóviles. En el segundo, la cifra fue prácticamente idéntica: 7.944 coches. En el tercer trimestre, el dato cayó a 4.161 unidades. Y en el cuarto trimestre, para cerrar la campaña, el dato volvió a ascender hasta las 6.568 unidades por el sprint final para terminar la producción prevista.
Los niveles de la instalación habían tocado fondo el año 2020; la pandemia, la retirada de modelos y las huelgas –tanto de su plantilla como de proveedores— desplomaron la cifra de vehículos sacados a la carretera. Entre enero y diciembre, el centro de Zona Franca apenas ensambló 16.000 vehículos en sus líneas.
El dato de los últimos dos años de vida de la fábrica es de prácticamente un tercio de los 62.425 coches que la planta consiguió producir en 2019, un año en el que ya tuvo que sufrir un expediente de regulación de empleo (ERE) debido a su poca actividad.
La planta catalana cerró oficialmente el pasado 16 de diciembre, cuando ensambló las últimas unidades que tenía previstas. Sí quedará un remanente de trabajadores, apenas 260, que se dedica ahora mismo al mantenimiento de los espacios y a producir 350 unidades que no pudieron salir a tiempo de la instalación debido a la falta de componentes. Se terminarán hasta el mes de marzo, tanto las pick up Navara como las furgonetas eNV200.
Zona Franca espera a el ‘hub’
El centro funciona al ralentí a la espera de que el hub de descarbonización que impulsan QEV, Improva y Btech concreten sus planes de inversión tanto para la Zona Franca como para el centro satélite de Montcada (Barcelona), que ocuparía el fabricante de motos eléctricas Silence.
La espantada de Great Wall Motors (GWM) echó por tierra el calendario diseñado por las administraciones para encontrar un inversor que se quedase con la fábrica barcelonesa. Fue imposible que se entregasen las llaves al nuevo inquilino ese mismo mes de diciembre, cuando ya Nissan había anunciado su adiós. Sí fue posible confirmar a el hub como el escogido para quedarse con los terrenos.
Entras las firmas inmersas en el proyecto destacan Volta Trucks (que no comenzaría a fabricar hasta 2024), Tevva, Inzile o la productores de baterías Vale Mobility y de pilas de hidrógeno Sisteam. También recuperar la marca Ebro con una pick up basada en el Nissan Navara. Están implicados organismos participados por la Generalitat como Eurecat e Idiada, además de la empresa privada.
También se da por hecho que parte del espacio se dedicará a uso logístico. Dos grandes nombres se posicionaron: la australiana Goodman, la consultora JLL y Merlin Properties de la mano del Port de Barcelona.