Nissan condena a Barcelona a ser su fábrica de furgonetas en Europa
El fabricante japonés asegura que “en este momento” no quiere vender la fábrica catalana aunque no se le asignen nuevos modelos en un futuro próximo
A Nissan Barcelona al menos le queda el consuelo que no va a echar el cierre. La planta catalana de la compañía japonesa mira al futuro sin que se vislumbre la adjudicación de nuevos modelos y funcionando al 30% de la capacidad. La cúpula europea se resigna con la situación actual mientras está centrada en saber cómo afectará el brexit a la instalación de la compañía en Sunderland.
En una entrevista concedida a Automotive News, el presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, dibujó el futuro del centro catalán: “La estrategia es continuar con la producción de pick ups –ensambla la Nissan Navara, la Renault Alaskan y la Mercedes X— y la furgoneta eléctrica eNV200, que estimamos que crecerá significativamente”.
No obstante, desde hace meses Mercedes no ha logrado rentabilizar su pick up, pues en 2018 sólo consiguió comercializar 16.700 coches entre Europa, Australia y Sudáfrica. Por ello, la prensa especializada especula con que se vaya a suprimir el modelo, lo que dejaría todavía más tocada a la planta de la Zona Franca. La dirección local echa balones fuera: “Dicen que aún no tienen la previsión del año que viene”, explican fuentes sindicales.
«En este momento no tenemos intención de vender nuestra plantas europeas», dice Nissan
Cuestionado por la asignación de nuevos vehículos a la fábrica, De Ficchy lanza balones fuera: “Como para cualquier otra planta; estamos discutiendo ubicaciones para los nuevos coches”. Sin embargo, no se espera que el fabricante japonés tenga nuevos productos que adjudicar en los próximos años.
Con la incertidumbre reinante, Bloomberg informó en octubre que Nissan estudiaba vender la planta barcelonesa y la de Sunderland. “No comentamos especulaciones; planeamos continuar produciendo en Barcelona. En este momento no tenemos intención de vender nuestras plantes europeas”, contestó el primer ejecutivo continental.
Durante la presentación del último ERE –obligado para construir una nueva planta de pintura–, De Ficchy, fijó en 60.000 unidades el nuevo suelo de la fábrica catalana. «No podemos controlar los flujos del mercado», lamentó el directivo. Sin embargo, en una reunión con los sindicatos celebrada esta mismo mes, la dirección de la filial española rebajó el dato en 53.430 vehículos por la caída de la producción de la pick up.
Así, el dato final será todavía inferior al de la última temporada –hasta el 31 de marzo–, cuando la cifra cayó hasta las 75.609 unidades, el 31% menos que hace dos años. Muy lejos de las 200.000 unidades que la infraestructura puede sacar a la carretera.
Nissan en Reino Unido
Además, el ejecutivo sembró dudas sobre la continuidad de la fábrica de Nissan en Sunderland. La planta británica perdió el 14,8% de la producción al caer hasta los 415.364 automóviles desde los 487.269 coches en el último año fiscal. El pasado mes de marzo, el fabricante anunció que retiraba de la instalación el Infiniti Q30 y el QX30 sports-utility. Además, también dio marcha atrás a la adjudicación del X-Trail, que finalmente se ensamblará en Japón y no en el archipiélago.
«Si el brexit implica aranceles del 10% de la OMC la ecuación comercial no es sostenible, porque el 70% de los vehículos se exportan a Europa», advirtió. Sobre la mesa, el futuro del nuevo Qashqai, el modelo de mayor éxito de la firma en el continente. «Nuestra suposición es que produciremos el Qashqai en Sunderland, per les digo a todos que si hay un brexit duro y la Unión Europea y el Reino Unido imponen aranceles la ecuación sería insotenible para nosotros», zanjó.