Ni la fusión de Caixabank y Bankia situará a España en la media europea de oficinas por habitante
España prácticamente dobla la media de sucursales europea. Ni la Covid-19 ni la concentración bancaria servirán para igualar los datos nacionales con los continentales
En un sector en plena transformación como es el bancario, la oficina cada vez tiene menos peso en el negocio. Los nuevos hábitos de los clientes, cada vez más digitales, y los recortes de las entidades han provocado un desplome de las sucursales en España: de las 45.707 que había en otoño de 2008 se ha pasado a las 22.209 a finales del año pasado. A pesar del retroceso los datos están todavía por encima de la media europea. Y así seguirán por más que haya fusiones en el sector.
Los últimos datos del Banco Mundial, que datan de diciembre de 2019, señalan que en España hay 49,66 sucursales bancarias por cada 100.000 habitantes. En comparación, Francia tiene 34,27, Portugal cuenta con 38,24, Italia suma 38,79 y Alemania apenas registra 10,97 por cada 100.000 ciudadanos.
Con el liderazgo en implementación, la banca hace años que inició un procedimiento de cierres. La crisis financiero motivó la primera oleada de clausuras. El coronavirus incitó a una segunda y las fusiones en el sector será la principal razón de la tercera ola.
Según los cálculos de iAhorro, el descenso rondará el 18%. De este modo, el parque de sucursales quedará en aproximadamente 19.400 después de que la integración de Caixabank y Bankia y la de Unicaja y Liberbank ajusten su red comercial a su nueva situación
En plena negociación de un expediente de regulación de empleo (ERE), la nueva Caixabank también tiene en mente un agresivo cierre de oficinas. Si la entidad planea algo menos de 7.000 despidos con la fusión, la reestructuración de la red de oficinas implicaría el adiós a 1.534 puntos de venta. Es decir: el 27% de su red.
El ajuste recortaría de nuevo la huella bancaria en España, especialmente menguada en las poblaciones más pequeñas del país. No obstante, la ratio quedará todavía por encima de los principales países de Europa Occidental y a años luz de mercados como el alemán y otros territorios del norte de Europa.
El número de oficinas bancarias seguirá bajando
La tendencia a la reducción de las oficinas físicas continuará en 2021, como ya sucedió en 2020. Según el informe de PwC; Retail Banking, Evolution or Revolution; el ritmo de cierres no hará más que acelerarse. El año pasado, el número de sucursales en mercados desarrollados –el ejemplo es Estados Unidos– descendió aproximadamente un 20%. Las que quedan se transforman en flagships en las que se puede contratar un mayor abanico de servicios que en las tradicionales.
La caída de oficinas provocada por las fusiones obligó a que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ya advirtiera de los efectos en las poblaciones rurales. «Se agrava el riesgo de exclusión financiera en muchas zonas de España que no tienen un acceso adecuado a servicios financieros presenciales», denunciaba la institución el pasado septiembre.
La Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) añadió que la clausura constante de puntos de venta no hace más que agravar «la brecha digital» con los clientes «menos acostumbrados al uso de las nuevas tecnología o los más necesitados de asesoramiento».
La competencia, en juego
Con la fusión de Bankia y Caixabank, por un lado, y la de Unicaja y Liberbank, por otro, el sector advirtió de que se podía entrar en un escenario de falta de competencia. El consejero delegado de Banc Sabadell, César González-Bueno, avisó esta semana de que si la firma catalana se hubiese integrado en BBVA “la competencia es lo que hubiera estado en peligro».
“La eventual integración de Banc Sabadell en otra estructura, que afortunadamente no se ha producido, habría afectado negativamente a la competencia bancaria”, insistió.
En pocos meses, cuatro grupos bancarios españoles decidieron fusionarse. A la unión entre Caixabank y Bankia se suma la de Liberbank y Unicaja. De haberse integrado BBVA y Banc Sabadell, el mapa de entidades en el país se habría reducido casi a la mitad. Solamente Banco Santander y Bankinter habrían quedado fuera del baile.