En su tradicional anuncio de Navidad, Campofrío Food Group arremete contra las fake news. Se trata de una producción impecable que lanza una dura crítica contra la desinformación en los medios y las redes sociales, y que aterriza en una moraleja encomiable: lo falso es efímero. Y, en el caso de las fake news o la propaganda, solo sirve para dar la razón al receptor en sus planteamientos pero no para acercarse a la realidad, que suele ser mucho más compleja que una reafirmación ideológica posiblemente sesgada.
Sin embargo, el segundo grupo alimentario más grande de España por facturación sortea en el anuncio que ha estrenado este martes otro tipo de desinformación que también perjudica al público general y en la que como empresa incurre. Los engaños al consumidor de su filial Navidul –que dice fabricar el jamón curado español «más vendido» del mercado y que a su vez llena de trucos sus supuestos jamones ibéricos y «de Extremadura»– forman también parte de ese espectro del infundio que denuncia la publicidad de Campofrío.
Los timos de la industria jamonera han estado en el foco de Economía Digital durante varios años. A la lista de empresas denunciadas por este medio ha entrado en los últimos meses Navidul, por varios productos que vende en España con toda suerte de trucos para confundir al consumidor. La empresa de Campofrío, grupo que este diciembre se vende ante la sociedad como un paladín contra los bulos, ha intentado esquivar distintas controversias asegurando que cumple con las normativas cuando se ha probado lo contrario.
El caso del jamón polaco de Navidul
Es imposible negar la popularidad del jamón Cuatro Estaciones de Navidul, que se vende en infinidad de supermercados a lo largo del país a un precio muy cómodo, tanto en formato loncheado como la pieza entera. La empresa asegura que es «el jamón curado más vendido en nuestro país» y consigue que personalidades como Bertín Osborne respalden la marca en sus campañas. Siendo una empresa española y habiendo superado España las 50 millones de cabezas de cerdos en 2018, se espera, pues, un jamón español.
Pero Navidul ha hecho un excelente trabajo ocultando a los consumidores que muchos de los jamones curados Cuatro Estaciones que vende en el país se fabrican con materia prima proveniente de mataderos de países como Polonia, Hungría y Alemania. Tanto la normativa española como la comunitaria exigen que el país de origen sea indicado en los etiquetados, pero el fabricante hace caso omiso. Para darse cuenta del origen del jamón Cuatro Estaciones hay que entender de trazabilidad y registros sanitarios.
Otras empresas han hecho lo mismo y en algunos casos han tenido que retirar productos del mercado, pero Navidul hasta ahora se ha salido con la suya. Las piezas de jamón suelen llevar óvalos sanitarios de color rojo o verde con códigos alfanuméricos pertenecientes al matadero en el que se sacrificó el cerdo con el que se fabricó el producto cárnico. Y solo quien sabe eso y tiene la suerte de ver este código antes de realizar la compra puede saber si el jamón Navidul que le tienta en el supermercado es español o importado.
La etiqueta comercial de Navidul, como las fake news que bien hace en denunciar Campofrío en su nueva campaña publicitaria, no ayudará en nada.
Los jamones «de Extremadura»
Al margen del jamón polaco, alemán y húngaro, Navidul también explota el prestigio de los jamones extremeños en su línea de productos ibéricos «elaborados en Extremadura». El nombre de esta comunidad, cuando se trata de cárnicos curados, esta tutelado por una Denominación de Origen Protegido (DOP), a la cual la empresa propiedad de Campofrío no está adscrita. Pese a ello, la compañía innunda de este vocablo muchos de sus productos, nuevamente invitando al consumidor a la confusión en los pasillos del supermercado.
Las etiquetas que dicen «elaborado en Extremadura» suelen llevarlas los jamones ibéricos de cebo y de cerdo blanco en formato loncheado que Navidul vende en muchas superficies. Pero además de no estar adscrito a la DOP Dehesa de Extremadura, el fabricante termina de transformar estos jamones en un establecimiento de Campofrío Food Group en Torrijos, en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha), según indican las marcas sanitarias que por ley debe llevar el etiquetado. Como se explicó en octubre pasado, esto vulnera la normativa vigente.
La norma de calidad del jamón ibérico es una de sus víctimas. Navidul vende piezas de jamón de cebo ibérico que incumplen con la normativa sobre los requisitos de producción y etiquetado de los productos ibéricos, lo que para fuentes del sector es una irregularidad «tolerada tanto por la entidad de certificación externa que audita a Navidul (AENOR) como por las autoridades de inspección de consumo». Es, a fin de cuentas, una suerte de bulo en el sector alimentario, y se emite desde la empresa «antibulos» hacia el consumidor.