Gobierno y ecologistas bloquean los proyectos renovables de Naturgy y Capital Energy en Asturias

Asturias representa un ejemplo de la lentitud en dar el OK a proyectos renovables que son necesarios para otro tipo de desarrollos 'verdes'

Naturgy

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La ambición renovable en España va a dos velocidades. Una, la que se muestra en público a través de los políticos; y otra, la realidad sobre el terreno donde decenas de proyectos se encallan por los procesos administrativos y las reivindicaciones de los grupos ecologistas. Un ejemplo lo viven desde hace meses Naturgy y Capital Energy en Asturias. Dos casos muy representativos por los planes estratégicos de unos, y la ambición de los otros.

La compañía que dirige Francisco Reynés ha sido actualidad esta semana por el anuncio del fin de su central térmica en el Narcea. En concreto, Naturgy ha recibido la última autorización necesaria para iniciar el desmantelamiento de la central térmica del Narcea. Esta central, situada en Soto de la Barca, dentro del término municipal de Tineo (Principado de Asturias), comenzó su operación comercial en 1965 y la compañía solicitó autorización para su parada definitiva y cierre en diciembre de 2018.

Con este paso, la gasista española se enfrenta a nuevos retos, sobre todo centrados en proyectos renovables. Pero todo va más despacio de lo esperado, y además algunos proyectos inciden de manera directa en otros, como es el caso del hidrógeno. En esta materia, Naturgy tiene la ambición de lanzar proyectos con esta tecnología en las zonas donde se hayan cerrado centrales, como es el caso del Narcea. El problema es que estas plantas de hidrógeno necesitan grandes cantidades de energía renovables, y eso pasa por tener mayor capacidad instalada. Una situación que va lenta.

Naturgy ha iniciado la tramitación ambiental de los parques eólicos Folguero, La Balsa, Corcolín y El Condado. Estos parques tendrán una potencia instalada de 93 megavatios (MW) en el caso de los dos primeros, y de 74 y 54 MW en los dos restantes. En total son 314 MW. Todo ello se encuentran en distintas fases de procedimientos administrativos para seguir adelante. Muchos de estos procesos tienen una supervisión ambiental, donde se abre otro frente para las empresas.

Naturgy frente a los ecologistas

Por si fueran pocas las barreras administrativas, que todas las empresas del sector denuncia, Ecoloxistes n’Aición d’Asturies ha pedido directamente que se suspenda la tramitación de Folguero, La Balsa y El Condado, ya que dichos proyectos no podrían ser aprobados al estar incluidos en la Zona de Exclusión, definidas en el Decreto 13/19991 de Directrices sectoriales de Ordenación del Territorio para el aprovechamiento eólico de Asturias «como aquellas áreas donde la ubicación de los parques eólicos se considera una actividad incompatible» y en  la que se debe de prohibir el desarrollo de actividades eólicas industriales.

En cuanto a Corcolín, se pide que se justifique de forma clara exhaustiva la viabilidad económica y ambiental del proyecto teniendo en cuenta que, según los datos de viento para la zona indicada, el recurso viento es bajo, por lo que podría no estar justificado el «daño» ambiental producido en una ubicación, donde esa baja velocidad del viento, podría suponer hasta un 70 % menos de capacidad de generación, comparada con otros parques ya instalados.

Capital Energy, a la espera

Si para Naturgy se trata de una cuestión estratégica, por la apuesta en las plantas de hidrógenos que quiere ejecutar, y que necesita de mucha capacidad renovables, en el caso de Capital Energy se trata de la apuesta de negocio de la compañía que, por el momento, va a un ritmo menor del esperado. Y el problema es que supuestamente hay urgencia.

Capital Energy considera a Asturias una región clave para el desarrollo de su ambicioso proyecto de energías limpias. No en vano, la compañía cuenta en ella con 35 proyectos eólicos en fase de desarrollo que suman más de 1.300 MW de potencia. Más de la mitad se ubica en áreas de influencia de los convenios de transición justa.  

La compañía ya está ejecutando las obras de su primer parque eólico asturiano, Buseco, ubicado en los municipios de Tineo, Villayón y Valdés, y que, con una capacidad instalada de 50 MW, implicará la inversión de unos 51 millones de euros y será capaz de suministrar energía limpia a 54.000 hogares de la región.

¿Y qué pasa con todo esto? Según explican fuentes de la compañía a ECONOMÍA DIGITAL, sus «parques eólicos en el entorno del Narcea no han experimentado cambios relevantes. Siguen con su proceso administrativo, y los tiempos ya no dependen de nosotros«.

A estos condicionantes se enfrentan Naturgy y Capital Energy, problemas administrativos que retrasan la puesta en marcha de los proyectos renovables; así como denuncias de grupos ecologistas que, en su modo de interpretar, estos parques eólicos dañan de manrea directa el medio ambiente.

Raúl Masa

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