Mira, el proyecto que desencadenó la crisis de Pescanova
La multinacional duplicó su producción procedente de la acuicultura en tres años, que culminaron con una inversión de 140 millones en la planta portuguesa de Mira
La inversión en Portugal como el principio del fin de Fernández de Sousa en la presidencia de Pescanova, y como origen de la crisis que arrastró a la compañía gallega al concurso de acreedores, con unos desequilibrios presupuestarios que está costando meses medir con precisión. Esta es la tesis que mantuvo Alfoso Paz-Andrade, consejero de referencia de la empresa y uno de los candidatos a tomar el testigo dejado por Sousa al frente de la compañía, en la editorial de la revista Industrias Pesqueras, de la que es propietario.
Paz-Andrade explica las incursiones de Pescanova en tierras portuguesas, armada de fe en los beneficios que podría reportarle la acuicultura, como aventuras “con poco rigor económico, excesivamente caras, gestionadas de forma poco ortodoxa y, si nos apuran, en lugares estratégicamente inadecuados, como la inversión en la planta de rodaballo, en Mira». Y no faltan analistas que apoyen la tesis del histórico consejero.
En el periodo comprendido entre 2006 y 2009, la multinacional prácticamente duplicó el peso de los productos procedentes de la acuicultura en su cifra de ventas. En julio de ese mismo año, el entonces primer ministro luso, José Sócrates, asistía a la inauguración de la mayor factoría del mundo de rodaballo en Mira, a unos kilómetros de Oporto.
¿Qué es Mira?
Pescanova llegó a Mira de rebote. El gobierno bipartito en la Xunta (PSOE-BNG) vetó la instalación de la macroplanta en terrenos protegidos de la costa gallega, contra los planes de Fernández de Sousa. Llegó de rebote, pero por todo lo alto, con una inversión de 140 millones de euros y unas instalaciones que ocupaban la extensión de sesenta campos de fútbol. El objetivo era lograr una producción de 3.500 toneladas en una primera fase, para después elevarla hasta las 7.000 toneladas y convertir a Pescanova en líder mundial en la comercialización de este especie.
Pero llegaron los problemas en pleno desarrollo del proyecto. Algunos de ellos se recogen en el informe forensic de KPMG sobre la multinacional, que computa dos siniestros en Mira que “han limitado su producción de forma significativa, produciendo asimismo determinados prejuicios económicos en concepto de muerte de peces y la pérdida de lucro cesante del proyecto durante los ejercicios 2011 y 2012”.
Pescanova atribuyó estos “incidentes” a un defecto en la construcción del sistema hidráulico que captaba agua del mar para abastecer las instalaciones.
Impacto en las cuentas
Están por cuantificar con exactitud las pérdidas ocasionadas por los incidentes. El diario El Pais las cifró en 70 millones basándose en informes de la que había sido auditora de referencia de Pescanova, BDO, posteriormente revocada por el consejo de la multinacional.
KPMG explica en su informe que Pescanova registró como activo e ingreso de explotación de Acuinova Portugal un importe de 37.111.503 euros en el ejercicio 2012. “De acuerdo con la normativa contable vigente, consideramos que el Grupo no debería haber registrado ningún activo contingente”, es decir, un activo que no era seguro, cuyo valor dependía de que ocurrieran determinados hechos.
Una apuesta perdida
«Los proyectos expansivos de acuicultura la han llevado a una nueva crisis de mal pronóstico, tal vez insuperable», escribe Paz-Andrade en Industrias Pesqueras, y podría encontrar apoyo a sus argumentos en el informe de la Fundación Novacaixagalicia A economía galega 2012, coordinado por el economista Alberto Meixide.
Al referirse a Pescanova, el estudio alude a las “dificultades de la puesta en marcha y maduración de las inversiones acuículas acometidas en Portugal y Chile”. Además, destaca la inversión requerida en las instalaciones portuguesas, 140 millones de euros.
De eso hace solo cuatro años. Pescanova se encuentra ahora en concurso de acreedores, con varios de sus consejeros históricos imputados, entre ellos, Fernández de Sousa, y en medio de una crisis “tal vez insuperable”, en palabras de Paz-Andrade.