Meyer fulmina el consejo de Desigual con las ventas en caída libre
El ya único accionista de la cadena de moda tras la salida de Eurazeo, Thomas Meyer, acaba con el órgano que debía gobernar Desigual
Thomas Meyer jamás se sintió cómodo ante los focos. La entrada de la cotizada francesa Eurazeo en el capital de Desigual obligó al presidente y cofundador del grupo de moda a abrir las entrañas de la empresa de un modo al que no estaba acostumbrado. Ahora, tras recuperar la totalidad de las acciones, el inversor suizo vuelve a su zona de confort: acaba con un consejo plagado de independientes y ajenos a la cadena de moda para colocar a dos hombres de confianza. Todo en plena recesión de las ventas.
Al cierre del pasado ejercicio, el dirigente tomó la decisión de fulminar el órgano decisorio y cesar a la totalidad de sus integrantes. Los dos representantes de Eurazeo, Virginie Morgon y Frans Tieleman, ya dejaron de tener sentido en agosto, cuando la compañía francesa vendió a Meyer el 10% que ostentaba. Bastante antes ya habían abandonado antiguos directivos como Manel Jadraque que, al apartarse del día a día, gozaban de un retiro en el consejo.
Los últimos en salir fueron los tres independientes que se mantenían en la cúpula: Marcello Bottoli, exconsejero delegado de Pandora y Samsonite; Pierre Cuilleret, cofundador de The Phone House, y Bernardo Hernández, cofundador de Idealista y con una carrera ligada a Google.
A cambio, el inversor suizo colocó a las dos personas que lo acompañan en las distintas filiales del grupo Desigual. El abogado Jorge Martínez Ramirell ejerce de secretario en un organismo en el que también está Celso Gomariz, del despacho Fité Assessors, que lleva la asesoría del grupo de moda e incluso gestiona el family office del propio Meyer.
Meyer no contempla ponerse en manos de un consejero delegado o un director artístico para reflotar Desigual
Consultadas por Economía Digital, fuentes de la empresa confirmaron los cambios pero negaron que el consejo se haya liquidado. «Se trata de una reestructuración», aseguran.
De este modo, Meyer se queda sólo al frente de la crisis de ventas de la compañía que, según los últimos datos disponibles, caían al ritmo del 14,5% al cierre del primer semestre de 2018. Para dar la vuelta a la tendencia, el inversor helvético no contempla la contratación de un consejero delegado externo ni tan siquiera de un nuevo director artístico tras cesar al fotógrafo Jean-Paule Gaude.
El suizo consolida se consolida así como epicentro de la empresa precisamente en el que los códigos de buen gobierno piden la presencia de cada vez más consejeros independientes en los consejos. Según la CNMV, estos deben representar «con carácter general, al menos la mitad de los consejeros».
La concentración de poder en su persona no parece importunarle, pues asume las funciones de consejero delegado desde que en 2015 cesara a Manel Jadraque como director general. Su poder fue omnipresente desde entonces, aunque en septiembre colocara a Alberto Ojinaga –antiguo director corporativo– como director general bajo su supervisión. El personalismo viene de lejos. Ya en 2011, su hermano, Christian Meyer, abandonó el grupo por discrepancias en la política de expansión. Un año después, el también cofundador Manel Adell tomó la puerta de salida y vendió a Thomas el 30% que poseía. En este caso no trascendieron los motivos del adiós.
El doble reto de Meyer: levantar sólo una empresa en decadencia
Ya en solitario, Thomas Meyer afronta el reto de despertar unas ventas que entre enero y junio de 2018 cayeron el 14,5% hasta los 323 millones de euros. Los números se unen a una rebaja del 11,5% en 2017, cuando la facturación se contrajo hasta los 761 millones de euros. «Existe una crisis de producto, Desigual no ha sabido reinventarse y encontrar un estilo nuevo que funcione», justifican fuentes internas.
A falta de los datos de la totalidad del ejercicio, la realidad no es más halagüeña. «El descenso se mantiene en todos los campos, desde las ventas hasta los beneficios pasando por los márgenes», añaden las mismas voces. La cadena continuará, eso sí, en números negros. Las ganancias del año 2017 ascendieron a 47 millones de euros, el 33% menos que en 2016.
Por el momento, la firma ya incumplirá sus objetivos para 2018: «es el año en que tenemos como objetivo cambiar la tendencia de las ventas», decían al presentar los resultados de 2017.
La falta de resultados terminó por propiciar la salida de Eurazeo del capital de la marca. El fondo francés compró el 10% de Desigual en 2014 por 285 millones de euros y la vendió en verano de 2018 por 142 millones de euros. Así, la minusvalía para el vehículo galo fue de 143 millones en menos de un lustro.
La empresa todavía espera que el plan de reestructuración a cinco años emprendido en 2015 comience a dar sus frutos. Como la mayor parte de grupos de moda, el proyecto pasa por cerrar las tiendas pequeñas para buscar localizaciones premium en ciudad. Sin embargo, cada día que pasa es más complicado por dos motivos: mayor competencia y la disminución del dinero en caja por culpa del descenso de la actividad.
Actualmente, la compañía suma 378 tiendas propias en todo el mundo –86 de ellas en España–. La cifra supera los 500 puntos de venta al sumarse los comercios de franquiciados.