El mercado golpea a Deutsche Bank: el gran banco alemán que arrastra una dura crisis reputacional
El banco alemán lleva décadas envuelto en escándalos y multas millonarias, pero parecía haber superado un ambicioso plan de reestructuración para centrarse en aquellas partes del negocio más rentable
«No hay motivo para estar preocupado. Deutsche Bank es un banco muy rentable». Con estas palabras, el canciller alemán, Olaf Scholz, buscó el viernes frenar la sangría en los mercados que llegaron a hacer caer un 14% las acciones del gigante alemán. El banco alemán lleva décadas envuelto en escándalos y multas millonarias, pero parecía haber superado un ambicioso plan de reestructuración para centrarse en aquellas partes del negocio más rentable. Los analistas apuntaban que el castigo del viernes era “irracional”.
Deutsche Bank consiguió salir de los números rojos en los que había caído en 2019, con pérdidas de más de 5.000 millones de euros, debido a un durísimo ajuste de reestructuración que se saldó con 18.000 despidos, uno de cada seis empleados del banco en aquel momento. Un plan que tuvo un coste de 7.400 millones de euros y ponía fin al afán de convertirse en un gigante global. El camino de Deusche parecía remontar aunque únicamente en sus cuentas, porque sus últimos años han seguido muy ligados a más sanciones y a una dura crisis reputacional.
Estamos luchando por convertir el banco en algo más aburrido, decía el consejero delegado del banco Christian Sewing seis meses después de entrar en el cargo. El gran plan de reestructuración del banco suponía el cierre de gran parte de su división de banca de inversión, incluido el comercio de acciones, y la creación de un «banco malo» con 74.000 millones de euros de activos tóxicos.
Sin embargo, a pesar de los planes de reestructuración que le han permitido volver a los números negros en sus resultados, el banco ha estado muy cerca de grandes escándalos y sanciones millonarias. La última fue la reciente acusación de Bruselas de manipular los mercados de deuda junto con el holandés Rabobank entre 2005 y 2016.
La Comisión Europea llegó a finales de 2022 a la conclusión de que ambos bancos infringieron las normas antimonopolio de la UE para falsear la competencia en la negociación de valores denominados en euros. Una conducta que ocurrió, además, durante los peores años de la crisis del euro, cuando países como Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre o España tuvieron que pedir rescates porque los mercados les pedían unos intereses imposibles de pagar.
Una larga lista de multas millonarias
Ha sido el último escándalo, pero no el único. Deutsche Bank ha aparecido en investigaciones de blanqueo de capitales o de relaciones comerciales de dudosa ética en los últimos años, una situación que le ha llevado a pagar multas millonarias. Un ejemplo de esta situación se produjo en 2017 cuando el banco tuvo que pagar 630 millones de dólares a los reguladores de Reino Unido y Estados Unidos por su papel en una trama de conversión de rublos en dólares en nombres de clientes millonarios rusos.
La lista de escándalos en los que el banco se ha visto envuelto continuó, la entidad estuvo involucrada en una serie de transacciones sospechosas relativas al difunto financiero pedófilo Jeffery Epstein, por lo que también acabó pagando 150 millones de euros por fallos en la supervisión de estas operaciones. La entidad también fue sancionada por el lavado miles de millones de dólares para Danske Bank, que estaba implicado en uno de escándalos más importantes de blanqueo en el mundo.
Las complicaciones para Deutsche Bank continuaron también en los años de la pandemia. En 2020, la fulminante caída de la empresas de medios de pago electrónicos alemana Wirecard sacó las vergüenzas de la entidad, que había financiado a la empresa. El ascenso de esta empresa, según publicaban medios financieros internacionales, no habría sido posible sin los bancos alemanes, como Deutsche que llegó a dar un préstamo al exconsejero delegado Markus Braun que estaba garantizado con acciones de Wirecard.
Mientras que en 2021, el banco inició también una investigación interna para estudiar si había estado vendiendo productos demasiado complejos a inversores corporativos. En resumen, una larga lista de problemas que han ido creando una imagen de banco en problemas, que en medio de las turbulencias del mercado le ha valido para ser el último blanco en la diana de unos inversores nerviosos tras las últimas caídas bancarias.
A pesar de estas complicaciones vividas por el banco en los últimos años, los analistas consideran que el mercado se comportó de manera ilógica el viernes. «Hemos visto a un mercado irracional», explicó Citigroup en una nota. “Es un caso claro de que el mercado vende primero y hace preguntas después”, resumió Paul de la Baume, de FlowBank, tras la sesión.
En esta línea las casas de análisis no observaba una razón que justifique de forma clara el castigo en bolsa del banco, que consideran que se encuentra en una posición diferente de la que partía Credit Suisse. La caída en bolsa comenzó el viernes después del anuncio del banco alemán de amortizar anticipadamente 1.500 millones de dólares de deuda subordinada el 24 de mayo, una fecha previa a su vencimiento en 2028.
En este sentido, Stuart Graham de la firma Autonomous también se mostró confiado respecto a la salud del banco. «Los inversores están preocupados por la salud del banco. Estamos relativamente relajados en vista de las sólidas posiciones de capital y liquidez de Deutsche», escribió en un informe.
«No tenemos preocupaciones sobre la viabilidad o la calidad de activos de Deutsche. Para ser muy claro, Deutsche no es el próximo Credit Suisse», apuntó. Solo el tiempo, lo acabará mostrando.