Mapfre no quiere salir de Sareb: «Seguiremos hasta 2026»
La asegura comunicará al Gobierno que se quedan otros cuatro años porque si venden ahora deberían reflejar 12,5 millones de pérdidas
El Gobierno ha cambiado la ley para poder ampliar su participación en Sareb y tener el control total si la banca y las aseguradoras, máximos accionistas, se desprende de manera parcial o total de sus acciones. La banca tiene opiniones contradictorias, algunos quieren vender y otros solo una parte. Mapfre lo ha dejado más claro, no va a salir del banco malo hasta 2026.
El presidente de la aseguradora, Antonio Huertas, señalaba este jueves durante la presentación de resultados que el Gobierno español se ha visto obligado a tomar el control de Sareb según manda Bruselas ahora que computa en las cuentas públicas, pero ha presentado el proyecto «en un momento difícil» porque si ellos venden ahora deberían reflejar 12,5 millones de pérdidas.
Huertas cree que el Frob, que tiene actualmente un 45,9%, «encontrará los apoyos suficientes» para hacerse con un 4% o 5%, lo que le permitiría ser accionista de control. De no ser así, «debería replantear su estrategia» porque el único motivo por el que no quieren salir es la fiscalidad, ahora mismo les compensa más quedarse que vender, reconocía.
Mapfre invirtió en Sareb 50 millones de euros, de los que 10 millones en acciones y 40 millones en deuda convertible, que se convirtieron en instrumento de patrimonio y en los últimos diez años «se ha devaluado» y por tanto, se ha considerado el devengo sobre el Impuesto sobre Sociedades.
Lo que significa que de esos 50 millones, cuentan con un crédito fiscal del 25%, unos 12,5 millones de euros, que si vendieran «no sería deducible». Por ello, Mapfre esperará hasta 2026. «Venderemos en ese momento, cuando aplicaremos ese crédito fiscal que tenemos en el balance. Si fuéramos hoy a la venta deberíamos reflejar 12,5 millones de pérdidas».
En este sentido, el presidente de Mapfre reconoce que cuando invirtieron en Sareb en el inicio de la anterior crisis, sabían que el proyecto «era ambicioso» pero se limitaron a seguir directrices, y ahora, la inversión está deteriorada en las cuentas y no habrá perdida ninguna si se produce la salida en su momento.
«El proceso de salida es voluntario, por nuestra parte entendemos que no es posible en estos momentos, queremos continuar dentro porque hay limitaciones fiscales que lo dificultan hasta 2026, así que comunicaremos a Sareb que continuamos en el capital».
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, dejaba claro en la rueda de prensa de resultados de la semana pasada que en su caso si están de salida, más que nada porque fueron los que más invirtieron en la constitución de Sareb en 2012. Botín explicaba que ellos contribuyeron con 1.000 millones de euros, de hecho, poseen un 22,23% del capital y son los máximos accionistas, pero esta inversión ya no vale nada, y está provisionada.
Hace solo unos días, el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, también reivindicaba que su entidad invirtió casi 600 millones de euros, de hecho son el segundo accionista de referencia con el 12,24% del capital y al igual que el Santander y el resto de entidades, pasado el tiempo, se han provisionado estas inversiones “porque se han perdido”. Pero no desvelaba si saldrá por completo.
Durante este mes cada entidad debe estudiar con detalle si acude o no a la oferta y si lo hace, decidir con qué porcentaje. El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno reveló que no contemplan salir al completo ni creen que el Gobierno deba hacerse con el control total. El banco catalán cuenta con el 6,61% del capital social y son los terceros accionistas de referencia.
Bankinter, por ejemplo, que tiene una participación mucho más pequeña, del 1,3%, tiene más claro que si está salida y que en su caso el impacto “será pequeño”. Así lo señalaba la consejera delegada, María Dolores Dancausa, hace unos días: “diría que es una la crónica de una historia anunciada, es un fin ya anticipado por los bancos”.