Malestar en la red de franquicias de Rosa Clará
Las tiendas de moda nupcial se quejan de las compras mÃnimas exigidas y de la distribución paralela que desarrolla la matriz
Rosa Clará, una de las firmas importantes de moda nupcial en España, es exigente con sus franquiciados y eso puede llegar a crear tensión entre ese colectivo. No admite a cualquiera. Tiene que ser una persona solvente, que tenga el local en una zona céntrica o con gran afluencia de gente y, salvo alguna excepción, sólo una tienda por provincia. Además, quien desee aventurarse debe disponer de 250.000 euros para abrir el nuevo punto de venta de la firma de la diseñadora catalana.
Pero aquí no acaba todo. Cada año, los franquiciados deben comprar una cantidad mínima de unidades de cada colección. Esto puede significar, en algunos casos, inversiones que rondan los 100.000 euros, según han confirmado algunas franquicias a Economía Digital.
Esta importante inversión ha creado malestar entre algunas franquicias temerosas de no poder afrontar este pago dado el contexto económico actual, tal y como ha podido constatar esta publicación. La obligación de comprar una parte importante de la colección no gusta a todos. “Estamos financiando a la matriz con esta política y, en tiempos de dificultades para todos, la empresa hace recaer todo el esfuerzo en los franquiciados. Si tienen problemas de tesorería que los resuelvan de otra forma”, asegura uno de los propietarios de franquicia bajo condición de anonimato.
Obligado por contrato
Sin embargo, fuentes de la empresa Rosa Clará justifican que esta compra mínima es una de las condiciones que establece el contrato inicial. Además, argumentan que intentan ser flexibles con sus franquiciados para facilitar el pago de los pedidos. Pero, ¿cuánto están los franquiciados obligados a adquirir? La firma no ha querido entrar en detalles económicos y subraya que se trata de un tema interno. Justo el que ha dado pie a la polémica y a un conato de rebelión de su red de distribuidores asociados.
La firma de moda nupcial Rosa Clará no sólo trabaja con la marca de su fundadora, sino que tiene 11 firmas diferentes. Una de las más conocidas es Aire, que también cuenta con puntos de venta propios. Los franquiciados también se habían mostrado críticos con la compañía por su política de vender parte de la colección en otras tiendas multimarca, lo que consideran que afecta a sus ventas. Ante estos reproches, Rosa Clará insiste en que siempre evita estar presente en varias tiendas en una misma ciudad, aunque la empresa reconoce que en ocasiones depende de la dimensión y de la población de dicha localidad.
Una empresa reservada
Rosa Clará también es una compañía reservada con respecto a las cuentas anuales. No comunican sus resultados aunque sí han filtrado a algunas publicaciones especializadas que esperan para este año un crecimiento de las ventas de un 7% y un giro anual de 80 millones de euros. No obstante, fuentes del sector dudan de la veracidad de dichas cifras en virtud de los datos del registro mercantil. “Consolidados, no pasarían de 32 millones”, aseguran.
La diseñadora catalana está abriéndose camino cada vez más en el extranjero, teniendo en cuenta la complicada situación por la que atraviesa ahora España, lo que limita este mercado. Su último desembarco ha sido en Miami. Además, Rosa Clará tiene varias tiendas propias en París, Amberes, Lisboa u Oporto, por citar algunos ejemplos.
Un sistema que prima la franquicia
Las tiendas propias españolas, fuera del modelo franquicia, se encuentran en Barcelona, Madrid y en breve la firma abrirá en Bilbao. La mayoría de la red comercial de Rosa Clará, no obstante, funciona bajo la fórmula de franquicia, tan de moda entre los grandes grupos, no sólo del textil, sino también de otros sectores como la hostelería o restauración.
La compañía no trabaja con stock, sino mediante muestrario, de forma que cada tienda tiene una serie de modelos en el almacén (fruto de la compra de las colecciones) y luego funciona bajo demanda. Los vestidos se hacen a medida.