Lucena piensa en la Generalitat pese a tener a Aena en la enfermería
El presidente del gestor aeroportuario ha reconocido abiertamente que dejaría su puesto para volver a la política
La decisión de Maurici Lucena de dejar Aena para volver a la política, sin tener asegurado que eso pueda suceder, es difícil de asimilar por el momento que atraviesa la compañía. El gestor aeroportuario necesita que sus principales ejecutivos busquen la fórmula para salir del atolladero.
Nadie duda de que el principal factor de desestabilización de Aena ha sido la crisis del coronavirus, que ha hundido los niveles de tráfico aéreo, tanto de pasajeros como de mercancías (más en el primer caso que en el segundo). Los datos a cierre de año son claros: la compañía se ha anotado un descenso de más del 70% del tráfico de pasajeros, o lo que es lo mismo, entre 2019 y 2020 han dejado de circular por sus instalaciones 200 millones de personas.
La mala situación del negocio ha impactado en las principales cifras económicas de la cotizada. A cierre del tercer trimestre, la compañía explicó que acumulaba pérdidas por valor de 107,6 millones de euros, frente a los 1.114,2 millones en beneficios que ganó un año antes.
Esta situación económica ha obligado a Aena a buscar el favor de la banca. Lucena obtuvo el visto bueno del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el ICO, FMS Wertmanagement y Unicaja para una dispensa del cumplimiento de sus requisitos financieros. Dicho de otro modo: sus acreedores han dejado que Aena incumpla lo acordado en un primer momento.
La salida de Lucena, de confirmase, llegaría en un año en el que la incertidumbre va a seguir marcando el sector. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y algunas casas de analistas, como la de Bankinter y la de HSBC, no confían en una recuperación temprana pese a la llegada de la vacuna.
Los temores se reflejan en la cotización de la compañía, que todavía no ha recuperado la capitalización previa a la crisis sanitaria. Además, el balance es menos positivo analizando la evolución de la acción de Aena desde que Lucena es presidente (julio de 2018).
El problema de los alquileres, por resolver
A todo ello se suma la disputa por los alquileres, un problema que Lucena podría dejar en el aire. La compañía confirmó a principios de año a Economía Digital que renegociaba los alquileres con sus inquilinos (tiendas duty free, emplazamientos de rent a car y bares, entre otros), lo que dejaba entrever que sería imposible cumplir con sus objetivos marcados para este año.
La partida de ingresos por alquileres ya se redujo durante las dos anteriores olas del coronavirus, con un retroceso de aproximadamente 180 millones de euros en ingresos por una primera renegociación de los contratos. Y es que el principal negocio de Aena no es el ser arrendatario, pero sí supone un buen pellizco (aproximadamente el 28% de la facturación total).
Ahora mismo el problema con sus inquilinos puede ir a mayores. Distintos negocios han recurrido a los tribunales para esclarecer cuáles son las líneas rojas en esta negociación, mientras que otros directamente han optado por romper relaciones.
Pero Lucena piensa en la Generalitat
Con todos los problemas sobre la mesa, la prioridad de Lucena está clara: ser vicepresidente económico de la Generalitat de Catalunya. La noticia cayó como una auténtica bomba. La compañía reconoció abiertamente ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que Lucena estaba dispuesto a renunciar a su cargo.
La comunicación al regulador llegó minutos después del anuncio del ex ministro de Sanidad y ahora candidato a la Generalitat por el PSC, Salvador Illa, quien lo comunicó vía redes sociales. La CNMV, como es habitual en estos casos, reaccionó rápidamente para que la empresa confirmara oficialmente ante el mercado la noticia.
Lucena siempre ha estado ligado a la política y al PSC. Ya en 2012 fue elegido por Pere Navarro para ir de número 2 a las elecciones catalanas. Tres años más tarde formó parte de la lista de Carme Chacón por Barcelona para el Congreso de los Diputados.
Lucena fue en lista del PSC en 2012
Queda por ver qué sucederá en la compañía los próximos meses, porque la salida de Lucena, presidente y consejero delegado, ahora mismo no contempla ningún plan de sucesión. Además de la entidad pública Enaire, que tiene la mayoría accionarial (51%), en el capital social de la compañía están el gigante estadounidense Blackrock y la gestora Capital Group.
Por encima de ambos aparece como segundo accionista el fondo activista The Children’s Investment Fund Management, cuyo hombre fuerte es el filántropo millonario Chris Hohn, quien en los últimos años ha irrumpido en otras cotizadas como Ferrovial y está acostumbrado a pedir cuentas allí donde invierte su dinero. El vacío de poder que podría generarse en la compañía le brinda la oportunidad para poder hacerse más fuerte en Aena en unos meses cruciales para su futuro.