Los trabajadores de Miró se adelantan a los despidos con una avalancha de bajas
La plantilla, que será despedida la próxima semana, adelanta su ausencia con 35 certificados médicos
Antes de que los echen se van. Electrodomésticos Miró tenía pensado comunicar formalmente a la plantilla el despido de todos los trabajadores la próxima semana, pero una buena parte de ellos se ha adelantado a los planes de la empresa.
Los empleados dan por seguro que la compañía anunciará su liquidación el próximo 8 de septiembre y que todos se quedarán sin trabajo, pero antes, al menos 35 trabajadores, es decir el 10% de la plantilla, han presentado bajas laborales, principalmente por depresión y ansiedad.
Los trabajadores de la cadena catalana aseguran que no soportan el difícil clima laboral en una empresa que ha ejecutado cierres consecutivos de tiendas durante los últimos días. En menos de un mes, han cerrado puertas y han sido liquidados los establecimientos de Sant Andreu, Diagonal Mar y Santa Coloma, en Barcelona, y también la de Alicante.
Aseguran que, a pesar de los planes de cierre, son sometidos por sus superiores a la presión de vender los pocos productos que quedan en los almacenes. Además, los trabajadores de las tiendas cerradas han sido desplazados a otros centros de trabajo.
«Hay, al menos, 35 trabajadores de baja, la mayoría de ellos por estrés, depresión y ansiedad. Hay un número pequeño por lesiones, pero la mayoría es por la tensión producida en los últimos días», explica un representante de los trabajadores que pidió mantener su nombre en el anonimato.
La empresa, que normalmente atiende las peticiones informativas de este diario, ha guardado silencio en esta ocasión.
Desde julio sin cobrar
Los trabajadores con permisos retribuidos (la empresa no cuenta con recursos para liquidar a los afectados por el ERE de junio) y los que permanecen con bajas médicas no han cobrado la nómina de julio. Algunos de ellos han tenido que recurrir a préstamos bancarios para el pago de las hipotecas y del alquiler.
La compañía sólo ha pagado a los trabajadores que siguen trabajando en las tiendas y en los departamentos de la central de la compañía, con sede en Barcelona. Pero el escaso trabajo en los establecimientos ha hecho que Miró también aumente el número de trabajadores con permisos retribuidos. En teoría, tienen sus sueldos garantizados aunque la mayoría da por hecho que tendrán que reclamarlos después de la previsible liquidación de la cadena.
La situación de caja es límite y los proveedores han cortado el suministro. Miró se reunirá el próximo 8 de septiembre con los trabajadores para detallar sus planes inmediatos. Se espera que a la reunión asistan también los administradores concursales, ya que Miró se acogió a su tercer concurso de acreedores, tal vez el definitivo.
El fondo de capital riesgo Springwater no fue capaz de reflotar la compañía, tal como previó hace año y medio cuando la adquirió al borde de la quiebra. Las tensiones por la gestión hicieron que el director financiero, quejoso con las directrices del dueño de Springwater, Martín Gruschka, renunció hace pocas semanas. Fue el inicio del declive.
Miró, no obstante, sigue sosteniendo que desea vender parte del negocio a una tercera empresa y que, de ese modo, puedan salvarse algunos puestos de trabajo.