La subida de la luz pone fin a la guerra de precios en los supermercados
Durante la primera mitad del año, cadenas como Lidl y Aldi iniciaron una campaña de descuentos que terminará por la subida del coste de la energía y las materias primas
Las principales cadenas de supermercados se verán obligadas a enmendar su hoja de ruta durante los próximos meses. Tras calentar durante buena parte del año una guerra de precios para no perder el ritmo de ventas iniciado con el estallido del coronavirus, el alza del precio de la luz y las materias primas les obliga a corregir el rumbo: adiós al aluvión de ofertas comerciales agresivas hasta nuevo aviso.
Fuentes del sector de la distribución explican a Economía Digital que las cúpulas directivas de los grandes supermercados que venden en el país se han visto obligadas a frenar la carrera de precios bajos emprendida en el primer trimestre de 2021. Como avanzó este medio, incluso preparan subidas de precios ante el incremento de los costes que sufren desde hace semanas.
La subida de la factura eléctricas así como de materias primeras como el azúcar o los cereales de manera prolongada hacen imposible que los supermercados puedan renunciar a los márgenes de venta durante muchas más semanas. Mucho menos recortar precios. La guerra iniciada en el primer trimestre queda por el momento aparcada.
Carrefour, Aldi y Lidl eran los grandes agitadores de la batalla. Los grandes almacenes franceses rebajaron hasta un millar de productos de sus estanterías y las dos firmas alemanas tenían descuentos de hasta el 50% en un gran número de referencias.
La guerra comercial estalló después de meses de un crecimiento de los precios después del boom de la pandemia, cuando el consumo se disparó. A su vez, la escalada vino acompañada de un aumento de los costes. El incremento de la demanda y de la partida de gastos provocó que las ofertas se congelaran durante varios meses.
Con el volumen de compras de vuelta a la normalidad asumieron que era el momento de volver a plantear una ofensiva comercial como las habituales antes de la llegada del coronavirus. Además, se trataba de no salir excesivamente mermados en la comparativa frente a 2020, un ejercicio extraordinario para las cuentas de resultados de los supermercados.
La obsesión de los supermercados: ganar cuota de mercado
El auge de las ofertas llegó con la obsesión de acercarse al liderazgo indiscutible que tiene Mercadona en el mercado español. Según las últimas cifras de Kantarworldpanel, la empresa presidida por Juan Roig cuenta con el 24,8% del pastel. Quizás por su dominio, la organización no entró en la guerra de precios iniciada por la competencia. Sí mantuvo la política de precios bajos que siempre le ha caracterizado.
A años luz le sigue Carrefour, que tiene una cuota de mercado del 8,9% y es segunda en la clasificación del sector. Tercera es Lidl, con el 6,8% del total. Dia es cuarta (5,3%) y Eroski es quinta (4,8%). Antes del estallido de los costes, la agresividad comercial de los perseguidores se había disparado con tal de recortar terreno.
«Ni Lidl y Aldi podrán mantener las cestas actuales», advierten en el sector
«Ni siquiera las cadenas tradicionalmente más agresivas comercialmente, como Lidl y Aldi, podrán mantener las cestas actuales si todo sigue igual”, avisan las mismas voces.
El precio de la luz no es el único reto que afrontan los supermercados. Con el MWh a hasta 122,76 euros, a la factura de la electricidad hay que sumarle el coste de la gasolina –un 20% más cara que a estas alturas de 2020–, que también encarece el transporte de la producción. Por último, el aumento de la demanda de las materias primas por la recuperación económica postpandemia completa la tormenta perfecta para el sector.