Los ‘sapos’ que Iberia se ha tragado para pactar con los pilotos
Los comandantes logran un blindaje laboral de tres años, condicionarán la nueva flota y limitarán el crecimiento de Air Nostrum, Vueling y British Airways en España
La letra pequeña del preacuerdo entre Iberia y sus pilotos prueba que el colectivo ha cedido, pero no tanto como se desprendía de las primeras informaciones sobre el “histórico” apretón de manos entre el presidente de la compañía, Luis Gallego, y el jefe de la sección sindical del Sepla, Justo Peral.
Los aviadores aceptan trabajar más que sus homólogos en Ryanair y easyJet, pero, a cambio, se garantizan un blindaje laboral de tres años y el control sobre la mayor parte de la producción de la empresa. Para ello han impuesto límites al crecimiento no sólo de Express, sino también al de Air Nostrum y Vueling. British Airways sacrifica su expansión en España.
Toman incluso precauciones ante el hipotético –aunque muy poco probable— regreso de la aerolínea al negocio de carga. El futuro convenio laboral establece condiciones a la llegada de nuevos aviones en el corto y medio radio con la finalidad de evitar que la compañía de Barajas continúe reduciendo su número de reactores a favor de otras franquicias del grupo.
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