Los posibles compradores de Nissan trabajan a contrarreloj para presentar su plan de negocio
El 'hub' de descarbonización y Punch son las opciones principales, aunque la logística de Godman y Merlin Properties también se ven como posibilidades reales ante las dudas que generan los favoritos
El objetivo de sellar la reindustrialización de Nissan Barcelona antes de finalizar el año ya se da por imposible. La espantada de Great Wall Motors (GWM) echó por tierra el calendario diseñado por las administraciones para encontrar un inversor que se quedase con la fábrica barcelonesa. Ahora hay prisas. Los favoritos para quedarse con la instalación trabajan a contrarreloj tras darse por descartados para presentar un plan de negocio el próximo 29 de diciembre.
Tras el no de la automovilística china, el proyecto del hub trata de rehacer un proyecto que había quedado limitado a la planta satélite de Sant Andreu de la Barca tras pasar a ser la opción preferida para instalarse en la planta de la Zona Franca. El objetivo es ahora montar de nuevo una propuesta con varias compañías que habían sido contactadas antes de la aparición de GWM así como captar la inversión necesaria para financiar la operación, algo que todavía no está cerrado y despierta suspicacias entre los trabajadores, la Generalitat y el Gobierno.
Entras las firmas inmersas en el proyecto destacan Volta Trucks (que no comenzaría a fabricar hasta 2024), Tevva, Inzile o la productores de baterías Vale Mobility y de pilas de hidrógeno Sisteam. También recuperar la marca Ebro con una pick up basada en el Nissan Navara. Están implicados organismos participados por la Generalitat como Eurecat e Idiada, además de la empresa privada.
Los impulsores del proyecto –la consultora Improva, QEV Technologies y BTech— son ahora mismo la voz más esperada en la mesa de reindustrialización. Sin embargo, las fuentes consultadas asumen que es prácticamente imposible que el hub se quede con la totalidad del centro de Zona Franca. Primero porque su proyecto es esencialmente a futuro, algo que hace dudar a algunos agentes de la mesa. Segundo por las presiones de algunos actores implicados.
La otra opción industrial sobre la mesa es la del grupo belga Punch, que pareció descartada con la irrupción de Great Wall Motors. La firma belga tampoco ocuparía, ni de lejos, el 100% de los terrenos portuarios. Además tiene otro inconveniente para ser elegida: necesita que Nissan le ceda las patentes de sus pick ups, algo que la automovilística japonesa no aceptó hasta el momento.
Así, se abre la opción de la logística. Especialmente el Consorci de la Zona Franca –el propietario de los terrenos– siempre vio con buenos ojos que la antigua planta de Nissan se destinase a uso logístico. La aparición de Great Wall Motors frenó la operación, pero ya sin ningún gran fabricante detrás de la instalación sus deseos vuelven a ganar peso. Dos grandes nombres se posicionaron: la australiana Goodman, la consultora JLL y Merlin Properties de la mano del Port de Barcelona.
De este modo, las fuentes consultadas asumen que la propuesta del hub y al menos un operador logístico “se tendrán que entender”. Más complicado parece que sea obtener el visto bueno de los trabajadores, siempre reacios a transformar la planta en un almacén. Todo cambia eso sí sin un gran fabricante detrás y con las dudas que pueden surgir de los proyectos incipientes del plan B industrial.
La próxima fecha clave: el viernes 17 de diciembre
A lo largo de esta semana están previstas diferentes reuniones con los potenciales inversores para llegar el próximo día 29 a la reunión oficial de la comisión de reindustrialización con los proyectos ya definidos. Allí se deberán presentar sus propuestas a Nissan, el Gobierno, la Generalitat y los sindicatos.
El acuerdo definitivo de reindustrialización se aplazaría entonces, como mínimo, hasta el primer trimestre de 2022, siendo optimistas. La plantilla mientras comenzó a recibir sus cartas de despido; Nissan se comprometió solo a quedarse hasta este mes de diciembre. Una vez en paro, el nerviosismo entre los trabajadores se disparó, por lo que la presión aumentó desde la negativa de GWM.
La retirada de la compañía china se produjo después de que fuentes del Ministerio de Industria diesen por hecho un acuerdo al que, según las mismas voces, apenas le quedaban unos flecos técnicos para firmarse. Esto fue la semana pasada. Y en apenas cinco días, la automovilística china rechazó la contrapropuesta y dio un portazo a su aterrizaje en Barcelona.
A pesar del optimismo de la cartera dirigida por Reyes Maroto, lo cierto es que los intentos de concertar una reunión con la cúpula del fabricante de coches cayeron en saco roto una y otra vez.