Los Miarnau se sientan con la banca para refinanciar la deuda de Comsa
La constructora y sus acreedores negocian extender el anterior acuerdo, firmado en 2016 ante la imposibilidad de afrontar el último vencimiento
La banca y la familia Miarnau vuelven a verse las caras cuatro años después. Si la firma de infraestructuras catalana Comsa ya refinanció 719 millones de euros a finales de 2016, ahora vuelve a sentarse con las entidades para aplazar el pago de la deuda que no pudo amortizar y que debía afrontar en 2021. La saga catalana trata de ganar tiempo, pues de no poder hacer frente a la cantidad, el anterior acuerdo fijaba que los acreedores se quedarían con el 50,01% de la compañía.
Fuentes financieras explican a Economía Digital la dirección de Comsa y el pool bancario ya mantuvieron las primeras reuniones para abordar una nueva refinanciación. Por el momento todavía se sientan las bases en un calendario que quedó postergado con el coronavirus y el consecuente estado de alarma en España. Por el momento, eso sí, todavía es pronto para hablar de las condiciones del nuevo pacto, dicen las mismas voces.
Mientras, una portavoz de la empresa que preside Jorge Miarnau se limitó a puntualizar que las conversaciones “están en marcha” después de que la pandemia trastocara los planes iniciales.
En lo que sí coinciden todas las fuentes consultadas es que el pool de entidades que forman Bankia, Bankinter, BBVA, Caixabank, Banc Sabadell, Banco Santander no tiene ningún tipo de interés en quedarse con la mitad de la constructora, y más ante la incertidumbre actual con el impacto de la Covid-19 en el negocio de la organización también participada por la familia Sumarroca.
Por ello, confían en que ambas partes llegarán a un acuerdo amistoso antes de junio de 2021, cuando la organización debe hacer pago al último pago de la refinanciación anterior. Además, la relación de la compañía con los bancos ha sido buena durante todo este periodo, pues ha cumplido con todos los vencimientos fijados en el plan.
Comsa tiene que pagar para evitar a la banca
Según las cuentas del grupo, al cierre de 2019 quedaban 293 millones de euros por devolver a las entidades después de haber obtenido 321 millones de euros con la venta de unidades de negocio «no estratégicas». No obstante, para 2020 el conglomerado catalán cerró el grifo por el golpe que la pandemia le infringió, por lo que la cifra, aseguran, es bastante mayor.
En el mismo documento, Comsa admite que para este año pidió a la banca «una dispensa» a la hora de hacer frente a los compromisos de la anterior refinanciación. Además, el grupo tuvo que buscar financiación adicional en los préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) para hacer frente al coronavirus, que le obligó a presentar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para 700 de sus trabajadores.
«Estas circunstancias constituirán un mero retraso en la consecución de los objetivos previstos y no un replanteo de los mismos», asegura la sociedad. No obstante, no cierra la puerta a deshacerse de otras filiales «no estratégicas» en caso de ser necesario.
A pesar de mantener todavía a más de 5.000 personas en nómina, las desinversiones minaron el tamaño de Comsa en los últimos años. En 2019, la empresa facturó 777 millones de euros; un 29,4% menos que en 2018 por la venta de la filial polaca Trakcja.