El aliado de Uber amenaza con cerrar su servicio en Madrid
Jesús Ramos Fernández y su hermano, los empresarios que prestan servicio de Uber con coches Tesla, sopesan cesar su servicio en Madrid
Jesús Ramos, conocido por ser el jefe del taxi de Madrid y al mismo tiempo el aliado de Uber en Barcelona, mantiene una guerra abierta con sus trabajadores que podría llevarle a cesar la actividad que presta a través de sus coches Tesla y la aplicación tecnológica estadounidense. El empresario, que trabaja en el sector con su hermano José, se reunió el ayer, viernes, en Madrid, con un grupo de 20 trabajadores con el objetivo de zanjar un conflicto laboral que está abierto desde hace meses.
Sus conductores de Uber en Madrid, según explican varios de ellos, llevan tiempo sin cobrar horas extras y calculan que se les deben aproximadamente 24.000 euros (8.000 por conductor) por trabajar durante 60 horas a la semana (los contratos son de 40 horas). Parte de ellos se reunieron con Jesús Ramos en Madrid, en la Ciudad del Taxi, donde tiene su flota de vehículos.
La empresa, que ha optado por no hacer declaraciones, ofreció como solución cambiar algunas de las condiciones contractuales, pero sin abonar las horas extras reclamadas. La cita duró desde las 12.00h del mediodía hasta aproximadamente las 14.00h de la tarde y se zanjó sin llegar a un acuerdo. Será el próximo martes cuando los conductores deben confirmar si aceptan o no la nueva propuesta.
La respuesta que le trasladen podría suponer el cierre de la propia compañía. El empresario, de acuerdo a fuentes cercanas a la reunión, amenazó con llevar la empresa a concurso de acreedores con tal de no enfrentarse en los tribunales y ser obligado a pagar lo exigido. Durante la cita matizó que llegar a este punto no es lo deseado, pero que la medida no está ni mucho menos descartada.
José Ramos figura como administrador único de la empresa responsable de la flota de Tesla en Madrid, Gugol Nuevas Tecnologías, pero fuentes conocedoras cuentan que, no obstante, quien lleva la voz cantante es Jesús. Los mismos testimonios explican que esta empresa, que engloba a otras tres (Travel Transfers, Travel Gest y First Class), es la única que presta servicio con los vehículos eléctricos de alta gama en la capital.
Las condiciones que debían aceptar los conductores, hasta antes de la reunión del viernes, pasaban por una reducción salarial de aproximadamente 400 euros brutos, así como la ampliación de horas hasta conseguir una facturación mínima de 950 euros.
Los hermanos Ramos
Jesús Ramos y su hermano José son dos de las caras más conocidas del sector del transporte privado en Madrid. Vienen de una famila de taxistas, tienen una estrecha relación con otros famosos exjefes del taxi, como José Antonio Parrondo, y son dos de los mayores tenedores de licencias de taxi (aproximadamente unas 600 junto con otros socios) y de VTC — las que utilizan los coches de Uber y Cabify — , tal y como contó este medio en noviembre.
Según los datos consultados por Economía Digital, los hermanos Ramos estarían expandiéndose en Cataluña, donde habrían solicitado 150 licencias VTC: 50 a título personal, 50 a nombre de la Ciudad del Taxi y otras 50 a nombre de la sociedad Publicidad y Marketing Taxi España.
Trabajan con Uber, plataforma que habría alterado recientemente el contrato que les une. Este cambio, según contó El Español, habría obligado a cambiar al mismo tiempo las condiciones laborales de los conductores. El servicio que presta es tanto el de Uber One, que tiene un precio mínimo de ocho euros, y el de Uber X, que tiene un precio más económico.
Los precedentes: problemas laborales en 2013
El empresario ha tenido problemas laborales con los taxistas en el pasado. Ramos “trata ahora a los conductores VTC como hacía con antes con los taxistas”, cuenta a este diario uno de los portavoces de Radio Caracol en Madrid, una de las organizaciones más combativa contra las plataformas de Uber y Cabify.
El mayor conflicto que tuvo Ramos, apodado como flotero en el argot de los taxistas, se remonta a 2013 y a su empresa Creditaxi. La compañía llegó a ser calificada por el El Mundo en 2013 como “la mayor empresa dedicada al negocio ilegal del alquiler de taxis en Madrid». Ramos, que quiso desmentir este extremo, utiliza esta mercantil para hacer de intermediador entre taxistas.
Se dedica al alquiler de licencias de taxistas —en su mayoría de jubilados—, con un modus operandi que enciende los ánimos de algunos taxistas: en lugar de vender su licencia, el taxista jubilado otorga poderes a la empresa, que se encarga de buscar conductores, formalizar seguros y gestionar el dinero recaudado, entre otras responsabilidades.