Los frenos de emergencia salvarían 330 víctimas mortales al año

La falta de aceptación del gran público, el precio y la inexistencia de una norma de uso obligatorio retrasan su implementación

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La frenada de emergencia autónoma (AEB) es un sistema que en los últimos años se ha ido colando en el mercado. Como toda novedad tecnológica, los automóviles de alta gama fueron los primeros en adoptar estos dispositivos, pensados para salvar las vidas tanto de los que están fuera del coche como del conductor y los pasajeros. Con el desarrollo actual, si el sistema se implementara en el parque móvil de turismos, furgonetas y camiones ligeros se evitarían 330 víctimas mortales, 1.540 heridos graves y 25.830 leves cada año.

Detrás de este cálculo está el RACC, que ha analizado los datos de siniestralidad de 2012 en el marco del salón iMobility Challenge de Barcelona. El AEB (Autonomous Emergency Braking) nació en 2005. La tecnología es simple: una alarma avisa al conductor del vehículo cuando se acerca a un obstáculo. Algo parecido al asistente de aparcamiento, aunque su utilidad se aplica con el coche en marcha e intenta evitar las colisiones, tanto con otro vehículo como con elementos en la calzada, y los atropellamientos de transeúntes. Los más modernos incluso llegan a parar el automóvil.

941 millones de ahorro

El grupo catalán presidido por Sebastià Salvadó estima que si la tecnología hubiera llegado a estos vehículos se hubieran evitado el 73% de los accidentes de 2012. En términos económicos, significa “un ahorro de 941 millones en costes derivados (sanitarios, rehabilitación, materiales, etc.)”, indica el grupo en un comunicado.

La todopoderosa Fédération Internationale de l’Automobile (FIA) apoya los datos del RACC. “Las nuevas tecnologías ya están listas, lo único que nos falta es el equilibrio adecuado entre la voluntad política y la aceptación del público para lanzarlas definitivamente al mercado”, afirma el director general de la organización del motor desde Barcelona, Jacob Banhshaard.

Ralentización por la crisis

La Comisión Europea se ha planteado en varias ocasiones obligar la implementación del sistema AEB a todos los vehículos. La crisis ha ralentizado la aprobación de la norma. Implica un encarecimiento de los automóviles y, en un momento en el que el mercado está deprimido, los principales grupos del sector presionaron para evitar a aparición de otro obstáculo a la comercialización.

Su implementación es más lenta de lo inicialmente prevista, pero no se ha quedado en un cajón. Será paralela a la de otros sistemas un tanto más conocidos como el eCall, una especie de botón del pánico que se incorporará en todos los automóviles a partir de 2017 (conectará automáticamente con los servicios de emergencia del territorio de referencia); o el control de estabilidad para motocicletas (MSC), que facilita la conducción usando otras dos novedades tecnológicas recientes de los vehículos de dos ruedas: el antibloqueo frenado combinado y el control de tracción.

Para el RACC, el paso adelante en seguridad de estos sistemas será parecido a la socialización del airbag.

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