Los Ferrer buscan 120 millones para mantener el control de Freixenet
La familia propietaria del 42% de las acciones activa las negociaciones con la banca para comprar la participación de los Bonet y los Hevia
Los Ferrer, mayores accionistas de Freixenet con el 42% de las acciones, mueven hilos entre los bancos para lograr un crédito de 120 millones de euros. El objetivo es comprar el resto de la compañÃa. Con esta operación, mantendrÃa el control de las bodegas, después de que las otras dos ramas familiares, los Hevia y los Bonet, decidieran vender su 58%, como avanzó EconomÃa Digital este martes.
Encabezados por el consejero delegado de Freixenet, Pedro Ferrer, el clan ha calculado que necesita unos 155 millones de euros para comprar el 58% que no controla. Según han explicado fuentes financieras, ya contarÃa con algo más de 20 millones y busca en el mercado financiación para acumular esos 155 millones.
Los Ferrer ya han iniciado contactos para conseguir entre 120 y 130 millones, que les permitan quedarse como únicos dueños de las bodegas. Según las mismas fuentes, estos contactos han llegado a las principales entidades financieras y de culminar, muy probablemente, la operación se zanjarÃa con un crédito sindicado.
Freixenet puede valer entre 550 y 600 millones de euros. Sin embargo, la oferta la valora en bastante menos porque descuenta la deuda de la compañÃa, que serÃa cercana a los 300 millones de euros. Algunas fuentes la rebajan, sin embargo, hasta los 280 millones.
La venta a un tercero pierde peso
Si los Ferrer consiguen la financiación que necesitan, Freixenet quedará en manos de la familia fundadora, después de que se rompiera la harmonÃa entre las tres ramas. Descontentos con la gestión de la compañÃa, los Hevia Ferrer, propietarios del 29%, decidieron vender su parte y sumaron a su causa a los Bonet Ferrer, propietarios de otro 29%, que inicialmente estaban divididos sobre si unirse o no a la rebelión.
Los Hevia y los Bonet buscan un inversor para vender su 58%, lo que darÃa el control al nuevo socio, aunque los Ferrer tienen derecho de tanteo y están decididos a evitar que la familia pierda esta firma emblemática. Según explicaron fuentes próximas a la compañÃa, el principal interesado es la compañÃa alemana Henkell.
Henkell se dedica al sector del vino, champán y también al cava, después de comprar las pequeñas bodegas catalanas Cavas Hill en 2012. La compañÃa, que factura 700 millones de euros, 200 más que Freixenet, es propiedad del grupo Oetker, que tiene unos ingresos de 11.000 millones al año.
¿Un anzuelo?
Sin embargo, gracias al derecho de tanteo y al deseo de toda la familia de no perder lo que crearon sus abuelos, lo más probable es que termine quedando en manos de los Ferrer. De hecho, el interés de Henkell y de alguna otra empresa parece no haber sido más que un anzuelo para forzar a los Ferrer a hacer una oferta.
El divorcio entre las tres ramas familiares, nietos de los fundadores de la compañÃa, se inició por el desacuerdo de Enrique Hevia, vicepresidente y director financiero de Freixenet, con la gestión de la compañÃa. Hevia culpa a los Ferrer Noguer, que tienen más peso en el accionariado y en la gestión, de la baja rentabilidad de la compañÃa, que en 2014 sólo ganó 2,2 millones con una facturación de 503 millones.