Los desplantes del Govern enfrían las relaciones con Seat
La organización deja de ver útil a la Generalitat, ausente desde hace meses en la carrera por el coche eléctrico y la lucha contra el coronavirus
Algo se rompió entre la Generalitat de Catalunya y Seat. No hizo falta un enfrentamiento grandilocuente, la relación se desgastó en el día a día. La compañía terminó hastiada de un govern ausente en los últimos meses, con el que ya tuvo roces en el pasado, y que con la pandemia desapareció. Precisamente en el momento en el que la empresa se juega buena parte de su futuro con la llegada del coche eléctrico. El plantón al Rey hace unas semanas fue solo un episodio de un serial en el que la empresa dejó de ver a la institución como un solucionador.
Oficialmente, tanto la administración como la automovilística aseguran que la relación es buena. «Seat siempre ha mantenido y mantiene una relación institucional fluida con la Generalitat, así como con todas las instituciones», dicen desde la organización. «La relación es buena y constante; nos interesa que Seat vaya bien porque es un motor económico que genera puestos de trabajo», añaden desde el Departament d’Empresa.
No obstante, el propio presidente de la filial de Volkswagen AG, Wayne Griffiths, se salió del guion la pasada semana en una entrevista concedida a El Periódico. El dirigente británico lamentó que el govern no había ni siquiera respondido a los ofrecimientos de la compañía para colaborar con la vacunación en Martorell (Barcelona) y sus alrededores.
Seat siente que no logra tener una interlocución directa con la Generalitat
«Ofrecimos ayuda para vacunar a población cercana a Martorell, incluso con los camiones del equipo de competición a otras zonas, pero aún estamos esperando respuesta de la Generalitat. Nos hubiera gustado encontrar una respuesta más diligente a la colaboración desinteresada y solidaria de Seat y sus trabajadores», denunció el ejecutivo.
Tras la crítica, las fuentes consultadas aseguran que se produjeron varias reuniones entre empresa y administración para tratar de activar el acuerdo para hacer frente a la pandemia firmado entre ambas partes. Seat tiene dos motorhome totalmente medicalizados aparcados en Martorell y un edificio habilitado para vacunar en desuso. «La firma se ha sentido menospreciada», lamentan fuentes cercanas a la organización.
La raíz del problema está en la falta de interlocución. Entendiendo que el govern lleva más de 200 días en funciones, desde la automovilística sienten que no es posible encontrar «una interlocución fluida y directa», añaden las mismas voces. «No hay conexión. Y no lo entendemos», zanjan.
«Seat necesita tener interlocución directa y la Generalitat lleva mucho tiempo sin gobernar», añade otra fuente. La esperanza: que la situación se normalice cuando haya un gobierno.
El boicot al Rey
El capítulo más mediático de esta tensión fue con la visita del Rey Felipe VI a la fábrica de Martorell para escenificar el apoyo de España a que Seat haga un coche eléctrico en la planta. Junto al monarca estuvieron el presidente, Pedro Sánchez, y el consejero delegado de Volkswagen AG, Herbert Diess. Nadie de la Generalitat, que durante unas horas pensó en enviar a algún cargo intermedio pero que finalmente se desdijo.
«El hecho de que no viniera nadie molestó y mucho. Se entiende de que nos estamos jugando la industria del país, hay que cerrar filas», dice una fuente.
Otra confirma el enfado, aunque por otra razón: «Si no se querían hacer la foto, que no se la hagan, pero lo importante de ese día era establecer un contacto directo con los ejecutivos más importantes del grupo Volkswagen. Y perdieron la oportunidad», explica. El malestar ha sido trasladado personalmente al president Pere Aragonés.
Los resbalones de Tremosa
Tampoco genera confianza que sea Ramon Tremosa el encargado de departir con la empresa. El conseller de empresa ya se estrenó con mal pie en el cargo. En septiembre de 2020, justo aterrizar en el cargo, el dirigente se atrevió a decir que estaba en conversaciones con varias empresas “para producir baterías eléctricas que luego utilizaría Seat para la fabricación de un coche sostenible”. En la organización nadie sabía de lo que hablaba.
Según el dirigente, la fábrica de baterías se ubicaría en los terrenos de Nissan en Zona Franca (Barcelona). Ocho meses después, no hay rastro del teórico proyecto. Es más: está confirmado que la planta de la automovilística nipona no será un centro de cargadores y Seat tiene su propio consorcio con el Gobierno y compañías como Iberdrola o Telefónica para desarrollar sus cargadores.
Ahora, las declaraciones realizadas por el conseller –aseguraba tener atado un inversor para fabricar baterías en Cataluña– se ven como una cortina de distracción después de que la ministra de Industria, Reyes Maroto, lo tildara de ser un consejero «ausente» en la carrera por electrificar la automoción española.
Los disturbios ya enturbiaron la relación
Seat fue de las pocas grandes empresas que tras el referéndum de octubre de 2017 no trasladó la sede social fuera de Cataluña. «Nosotros nos centramos en hacer coches», decía el entonces presidente, Luca de Meo. La votación y las jornadas de tensiones posteriores no hicieron ni siquiera levantar la ceja a la organización. En cambio, sí actuó en otoño de 2019, cuando las protestas contra la sentencia del 1-O obligaron a paralizar la producción de la fábrica.
El golpe no sentó nada bien en la sede de Volkswagen y el italiano lo hizo saber. “La imagen actual seguro que no ayuda a los inversores a apostar por Cataluña”, advirtió.
Aragonés ya enfadó a Seat en 2019 tras las protestas contra la sentencia del 1-O
A partir de ahí se encendieron las alarmas: Pere Aragonés, entonces vicepresidente económico, y el consejero de Trabajo, Chakir El Homrani, se pusieron en marcha y explicaron que estudiaban un viaje a Wolfsburgo –sede del grupo Volkswagen AG— para tranquilizar a los directivos de la matriz de Seat sobre la realidad en Cataluña tras varias semanas de protestas en las calles de Barcelona.
El remedio fue casi peor que la enfermedad. En una entrevista concedida a La Vanguardia, De Meo aseguró que la visita no tenía sentido. “Lo que les van a decir es que me llamen a mí y para eso tienen mi móvil; los que deciden somos yo y mi equipo”. Y añadió: “Algunos creen que mi trabajo es ir a Alemania a mendigar inversiones, cuando la realidad es que lo que se invierte en Seat se genera aquí, esta empresa se autofinancia desde hace cuatro años”.