Los claroscuros de la dimisión del dueño de Mango como vicepresidente de Banc Sabadell
Tras la salida de Isak Andic, el inversor colombiano Jaime Gilinski se incorpora como vicepresidente tercero, aunque aspira a ampliar la parcela de poder
El consejo de Banc Sabadell se tambaleó este lunes con la dimisión por sorpresa de Isak Andic. El dueño de Mango decidió apartarse y ceder como vicepresidente. La institución financiera nombrará al primer ejecutivo de Planeta, José Manuel Lara, número dos orgánico de Josep Oliu y, de paso, ascenderá a Javier Echenique. El guardián de los intereses de los inversores vascos, presentes tras la absorción del Guipuzcoano, subirá un peldaño del organigrama.
La cadena de cambios deja vacante la tercera vicepresidencia. El empresario colombiano Jaime Gilinski, que irrumpió el 16 de septiembre como uno de los mayores accionistas individuales tras comprar el 5% del capital, se sumará a la nómina de vicepresidentes. Entrará por abajo, pero fuentes financieras dan por hecho que apunta ampliar la parcela de mando.
La salida de Andic del Sabadell se enmarca en el proceso de búsqueda de fondos extra emprendido por el grupo de crédito. El banco ha ejecutado este mes una ampliación de capital de 1.400 millones. La intención de Oliu, el economista que preside la entidad, es captar recursos para lanzar “la internacionalización del negocio”.
¿Conversaciones a espaldas de Andic?
Hubo conversaciones previas con inversores internacionales para asegurar el éxito del tramo institucional. Oliu mantuvo contactos con el nuevo socio. Además de Gilinski, está David Martínez, otra fortuna latinoamericana, en este caso, captada por el consejero delegado de la institución financiera, Jaume Guardiola. Compró un 5% adicional.
Gilinski y Martínez –que a su vez representa a varios fondos de inversión— controlan una de cada diez acciones con derechos políticos. Los dos nuevos socios internacionales aportaron 400 millones al banco hace apenas 15 días y podrían actuar coordinadamente.
La debilidad de la burguesía
El golpe accionarial tiene otra explicación: la debilidad de la burguesía catalana. Los grandes empresarios presentes en el Sabadell han acudido de manera dispar a la ampliación. Andic ha pasado de controlar casi un 7% al 4%. No es el único. La mayoría de los miembros del núcleo duro andan escasos de recursos para mantener sus participaciones intactas.
Llueve sobre mojado. En la ampliación de hace año y medio renunciaron a la mitad (53%) de las nuevas acciones que les correspondían por ser accionistas. A principios de 2012 el banco buscaba prácticamente mil millones para mejorar sus ratios de solvencia. Tras dos inyecciones que suman unos 2.500 millones, la burguesía catalana habría cedido posiciones hasta verse superados por Gilinski y Martínez.
¿Se ha roto un pacto?
En el órgano de gobierno están presentes –además de Oliu, Lara y Andic— Folch Rusiñol, Héctor Colonques, Miguel Bosser y Sol Daurella. Todos ellos firmaron un pacto de accionistas que blinda al banco de posibles ofertas hostiles. Han llegado a controlar el 15% del capital, ¿Opina Andic que Oliu ha roto el acuerdo tras la llegada del clan latinoamericano?
La dimisión no implicará la venta de las participaciones de Andic. En esta segunda ampliación en menos de dos años, el dueño de Mango ha optado por diluir. Pero hasta ahora había aprovechado los precios de la acción para reforzar posiciones. De los socios con pedigrí catalán él es el menos expuesto a pérdidas.
Quinientos millones menos
El resto compraron en 2006 a La Caixa la participación del 12,5% que poseía a ocho euros la acción. Invirtieron 1.400 millones, por lo que las pérdidas acumuladas por el grupo de empresarios alcanzan, en caso de vender, los 900 millones. Ese paquete, ahora vale unos 500 millones.
Para recuperarlos, el Sabadell debe emprender un proceso de consolidación que amplíe sus negocios y dé pie a un crecimiento en bolsa, según fuentes financieras. En ésas está Oliu.