Locales nocturnos de BCNÂ pagan comisiones ilegales a los taxistas por llevarles clientes
Restaurantes, discotecas y locales erĂłticos incentivan a los conductores para que arrastren clientela. El Institut MetropolitĂ del Taxi ha exigido a hoteleros y radioemisoras que erradiquen los pagos prohibidos
La red de comisiones en negro que alimentan desde hace años hoteleros y taxistas ha adquirido una nueva dimensión: los conductores comienzan a cobrar por llevar a clientes a restaurantes y locales nocturnos. La práctica, cada vez más habitual por la creciente competencia, es común en restaurantes turísticos y clubs de alterne. “Por cada cliente que llevo al restaurante Salamanca, gano nueve euros. Hay otros que me dan una cena gratis por cada cinco clientes que llevo. Y los locales eróticos pagan 50 euros por cabeza que es lo que cobran por la entrada”, explica un taxista.
Con esta nueva estructura, los conductores, que suelen pagar a los hoteles por llamar a su radioemisora, ahora también se lucran por llenar el aforo de los locales. “No nos gusta pagar a los taxistas para que nos traigan clientes, pero no tenemos más opciones de marketing. Nos multan si repartimos tarjetas por la calle”, explica Constantín, encargado del club de alterne Bakarrá, de Barcelona.
“Es una práctica que daña la imagen de la ciudad. Casi todas las entidades que representamos al taxi estamos de acuerdo en que hay que terminar con estos pagos que están prohibidos por el reglamento metropolitano del taxi”, explica José María Soto, portavoz del sindicato de taxis GTI.
El Institut Metropolità del Taxi, IMT, que regula el sector, se ha propuesto desmontar el sistema. Eduard Freixedes, presidente de la entidad, se reunió hace dos semanas con el gremio de hoteleros y las radioemisoras para exigir el fin del mecanismo. El IMT reconoce que el acuerdo no será fácil y que los hoteleros tienen reticencias a renunciar a estos ingresos debido a que suponen un sobresueldo muy importante para los trabajadores con salarios bajos.
50 euros por llamar a un médico
Un taxista entra en un hotel cuatro estrellas de la Gran Via, en Barcelona, y se dirige hacia la recepción. “Ya llevo a las señoras al aeropuerto”, dice en voz alta al recepcionista. “Y cojo un caramelo”. El taxista se dirige hacia la bombonera pero no se lleva ningún dulce. Sólo deja un billete de cinco euros doblado en cuatro pliegues al lado de los caramelos. El recepcionista rápidamente recoge el billete.
La escena no es una anécdota esporádica sino una práctica sistematizada. “Empezó en los hoteles del centro y del barrio Gòtic, de no mucha categoría pero llenos de turistas y ahora se ha extendido a casi toda Barcelona. Ya se hace en los cinco estrellas y hasta los de gran lujo”, explica el portavoz del sindicato de taxis GTI.
Los recepcionistas también reciben comisiones por todos los servicios que pide un huésped: restaurantes, paseos contratados, limusinas y hasta médicos privados de urgencia. “Cobramos por todo. Llamar a un médico es lo más rentable. No sabemos cuánto le factura al cliente pero a nosotros nos dan 50 euros”, explica un recepcionista de un hotel de la avenida del Paral.lel de Barcelona.
Todo el botín se reparte entre los recepcionistas a finales de mes, pero ni un solo euro va a parar a las arcas del hotel. “La directora no sabe que hacemos esto. Mejor dicho, no quiere saberlo”, remata el recepcionista.