Lidl aprovecha el coronavirus y abre tiendas donde otros cierran

La oferta low cost de Lidl tiene tirón especialmente en época de coronavirus. Mientras que grandes empresas del sector como Inditex están viéndose obligadas a cerrar tiendas por la crisis, la cadena de supermercados continúa su expansión. En julio ha abierto las puertas a nuevos establecimientos en Cataluña, Comunidad Valenciana, Canarias, La Rioja y Castilla y León, para lo que ha invertido 42 millones de euros, según avanza Inforetail.

Como está pasando con otras cadenas de supermercados como Mercadona o DIA que están contratando a pesar de la crisis, la expansión de la red está creando empleo, ya que se han contrado 90 nuevos trabajadores, que se incorporan al trabajo en plena pandemia y aplicando las nuevas normas de seguridad.

Las aperturas contrastan con el repliegue que están haciendo otros sectrores del sector de la distribución, como Inditex que ha anunciado un plan de recorte de tiendas, que afectan a su marca referente, como es Zara, ante el cambio en los hábitos de la distribución.  

La oferta de Lidl en estos nuevos establecimientos es la habitual. «El cliente encontrará una amplia variedad de productos frescos además de nevera, secos envasados, cosmética, higiene personal y limpieza. Todo ello complementado con referencias locales, así como con las semanas temáticas de alimentación y bazar que Lidl celebra periódicamente», explica Inforetail.

Una crisis en el sector del consumo

El coronavirus arrasó al sector de distribución con los cierres obligatorios y la venta online, pero el impacto ha sido distinto para los canales minoristas y para la distribución. Durante las semanas de cierres más duros, los únicos establecimientos abiertos fueron los supermercados y las farmacias. Con los bares y restaurantes cerrados, el gasto de los consumidores se centró en el alimentación, que asumió el extra gasto que los españoles hacían en establecimientos.

La entrada de la crisis económica puede convertirse en un aliado de los supermercados más baratos, como ya pasó en el anterior crisis, cuando, ante la caída de las rentas, los españoles se centraron en la banca blanca.