Le Pain Quotidien: el capricho empresarial de Juan Garrigues
De ser su local favorito para desayunar tras las noches de juerga en Londres, se convirtió en su principal negocio en España. Factura 9 millones anuales y quiere tener 25 tiendas
Juan Garrigues Díaz-Llanos no se toma mucho tiempo para decidir cuál será su próximo negocio. Le basta con una corazonada, con algún tropiezo fortuito en un viaje de placer a China o en alguna escapada a Londres para encapricharse con alguna tienda, panadería o restaurante. Hijo de diplomático y sobrino de un prestigioso abogado en Barcelona, va por el mundo como turista curioso pero a veces regresa con una ambiciosa idea de un negocio en mente. Y no descansa hasta conseguirla.
Hace cinco años, cuando la noche londinense lo trasnochaba, solía acudir a una panadería cuyo servicio terminó por encantarlo. Le Pain Quotidien, una franquicia ideada por el chef belga Alain Coumont, era el negocio del momento lleno de exquisiteces creativas con una base sencilla: un pan ecológico y artesanal de elaboración propia. Coumont no paraba de recibir llamadas de todo el mundo de empresarios que querían llevar la panadería-restaurante a sus países. Hoy, ya ha firmado más de 200 contratos.
Garrigues fue uno de ellos y cuando llamó a Coumont para comentarle su interés por llevar la tienda a España, recibió una respuesta sorpresiva. “¿Quieres montar un Le Pain Quotidien en Madrid? No te ilusiones. Mucha gente quiere lo mismo”.
Contratar a los mejores
Pero lo que comenzó como un capricho empresarial terminó con un plan de negocios aplastante. “Hablé con el mejor abogado de franquicias, que está en Inglaterra, con Price Waterhouse and Coopers, Richard Ellis y el Santander”, explica Juan Garrigues. “Fueron siete meses de negociaciones, pero siempre contrato a los mejores”, añade Garrigues, que ganó la franquicia frente a rivales como el grupo VIPs.
Con cinco tiendas en Madrid, Le Pain Quotidien, acaba de inaugurar sede en Barcelona junto a La Pedrera, que espera un retorno de la inversión en tres años. Garrigues quiere abrir 25 comercios en España. Actualmente tiene una facturación de 9 millones de euros repartidos en siete establecimientos.
Pero sus negocios no siempre han ido viento en popa. Su franquicia Shangai Tang, una marca de ropa china de lujo en Madrid que montó de la mano de su mejor amigo Juan Gómez Acebo, sobrino del Rey, fracasó tras cuatro años de la apertura. “Coincidió con el mal momento de la crisis. Inauguramos el local el día que cayó Lehman Brothers”, explica.
El verdadero negocio
Aunque para él, la panadería tiene cierta importancia, no deja de ser un negocio menor en comparación con sus grandes proyectos en países emergentes. Su empresa Fomento al Desarrollo es concesionaria de proyectos estratégicos en África como la instalación de redes de alumbrado público en Senegal, un laboratorio de control de calidad de la pesca en Argelia, las instalaciones en una presa en Sudán o la rehabilitación de un hospital en Kenia.
Los proyectos coordinados por la empresa emplean de forma directa e indirecta a un millar de personas, pero Garrigues prefiere no hacer público el volumen de negocio de su empresa estrella.