Las pymes pierden peso en la economía catalana en favor del sector público
Los datos del ejercicio 2009 son los peores jamás recogidos por Pimec en sus informes anuales. La mayoría de los indicadores evolucionaron en negativo, excepto la exportación
Pimec ha puesto en negro sobre blanco el peor año para las pymes catalanas que se recuerda. Se trata del ejercicio 2009 –el más duro de la actual crisis– y que además arrojó algunos indicadores en mínimos históricos, según los responsables del estudio sobre la salud de las pequeñas y medianas empresas de Catalunya y que recoge el Anuario de la pyme catalana.
Este descalabro se tradujo en la pérdida de peso de las pymes como conjunto en relación con la economía catalana y que en parte fue compensado por el sector público. La tendencia, según la patronal, continuó durante 2010 y, aunque atenuada, en los primeros meses de 2011. A pesar de que para estos últimos 18 meses aun no hay datos, el recorrido a la baja se corrige porque “será difícil caer más que en 2009”, según Modest Guinjoan, director del departamento de Economía y Empresa de Pimec.
A grandes rasgos, ese fue un año en el que sólo respondieron las exportaciones. Por el contrario, se redujo el número de empresas, de trabajadores y cayó la productividad real de las pymes, lo que afectó a su competitividad. Las empresas que “sobrevivieron” al 2009 lo hicieron soportando caídas de la rentabilidad, aumentos en el capítulo de personal y destinando más recursos propios a su financiación debido al cierre del grifo crediticio.
Más deudas que recursos
Una muestra de esta realidad es la caída en cuatro puntos –hasta el 35,2%– del pasivo corriente (financiación a largo plazo) y el crecimiento, en contrapartida, en tres puntos del patrimonio que forma parte de la estructura del pasivo. Sin embargo, esta menor exposición al crédito ha salvado a la mayoría de compañías que superaron el 2009. Aún así y por primera vez se contabilizó que el 12,8% de las pymes tienen un nivel de capitalización negativo, es decir acumulan más deudas que recursos propios.
Sin embargo, hubo empresas que ni con estos ajustes lograron mantener su actividad. Más de 14.000 pymes tuvieron que cerrar. La mayoría de ellas pertenecían al sector de la construcción (-11.806) y de la industria (-2.760). Estas pymes se dejaron caídas de la actividad del -21,6% y del -7,5%, respectivamente. Al final, el balance dejó 512.254 pymes operativas.
La rentabilidad de las compañías ha caído a mínimos históricos. Ésta se mide con dos variables básicas. Por un lado, la rentabilidad financiera (calculada en base a los recursos propios) y la rentabilidad económica (medida sobre los ingresos de explotación). Las pymes supervivientes han soportado caídas libres en ambos indicadores. Desde 2007 –primer año de crisis– se han desplomado desde el 13% y el 6%, respectivamente, hasta el 3%. Es el peor dato registrado por Pimec.
La tabla de salvación
En este escenario, capitalización y exportación son los dos únicos salvavidas a los que pueden aferrarse las pymes catalanas para detener la sangría. Josep González, presidente de la patronal, constata que las empresas más capitalizadas “presentan mejores registros”, por lo que es “necesario incentivar a las pymes para que aumenten sus recursos”.
La ampliación de capital y los préstamos participativos son para Pimec las alternativas más eficaces en estos momentos. Para superar la falta de crédito, “es necesario un cambio de cultura entre los empresarios catalanes para abrir sus negocios a nuevos socios” que capitalicen las compañías catalanas, insiste Salvador Estapé, director general de asuntos económicos en la consejería de Andreu Mas-Colell.
La banca se defiende
Ante tanto reproche general sobre la falta de crédito, Jaume Puig, director general adjunto de Banc Sabadell –que patrocina el estudio de Pimec–, ha defendido el papel de la banca. “Hay mucha demagogia. No debemos olvidar que el negocio de los bancos es vender créditos”, ha recordado. El dirigente de la entidad catalana ha remarcado que se aprecia más la caída de la demanda “por unas expectativas negativas en todos los ámbitos” que la restricción crediticia real. Según Puig, el Sabadell sigue financiando empresas. Sin embargo, lo hace con matices.
El propio Puig ha reconocido que se da “prioridad a las empresas que exportan” y que es en los sectores industriales y de servicios donde experimentan un mayor crecimiento (del 5%). En el otro lado de la moneda, la construcción sigue despertando recelos en Banc Sabadell, donde continúan autorizando menos créditos año tras año.