Las cámaras de comercio catalanas rechazan fusionarse
Tras recortar gastos y empezar a cobrar todos los servicios, las asociaciones aseguran que están preparadas para afrontar 2012. Critican el papel del Consejo de Cámaras, a quien responsabilizan de su situación actual
Casi medio año después de la supresión de la obligatoriedad de las cuotas camerales por parte del Gobierno de Zapatero, las cámaras de comercio catalanas ya se han puesto manos a la obra y han recortado drásticamente sus gastos. A pesar de los tijeretazos, todas rechazan de frente fusionarse, tal como se planteó con la reforma. “Nuestro punto fuerte es la capilaridad territorial” asegura el presidente de la Cambra de Comerç de Palamós, Xavier Ribera. “Estamos en un territorio pequeño y todos nos conocemos. Podemos solucionar los problemas que surjan en media hora y si nos fusionamos no. Es impensable”, añade desde Valls Marcel·lí Morera.
Unirse es una cuestión que se plantearán a medio plazo. “Primero tenemos que buscar los recursos propios que sean suficientes para mantener la actividad actual”, afirma el presidente de Sabadell, Antoni Maria Brunet. Según su opinión, los esfuerzos se tienen que centrar “en marcar qué modelo seguiremos en el futuro”.
En Barcelona, Miquel Valls ha anunciado un ERE que se está pactando con la plantilla. Se aprobará en el pleno de finales de mes. En el resto de las organizaciones más grandes también han empezado a despedir a varios empleados, aunque sin expedientes de regulación. “En este punto, las cámaras pequeñas tenemos ventaja, ya que nuestra plantilla es reducida. Si los empresarios de la zona colaboran, podremos continuar como ahora”, comenta el presidente de Sant Feliu de Guíxols, Joan Puig. En esta asociación están trabajando cuatro personas y una media jornada, contando al directivo.
Asimismo, recuerdan que todas las asociaciones catalanas ya colaboran en muchos proyectos. “Al final, las cámaras nos especializaremos y mancomunaremos servicios. No será necesario que en todas las asociaciones tengamos técnicos de todos los ámbitos”, describe desde Manresa Pere Casals. En su caso, en 2009 tenían un presupuesto de un millón de euros, este año bajó hasta superar por poco los 700.000 y prevén que en 2012 dispondrán de 600.000 euros. “No hemos reducido la plantilla, ahorramos en aportaciones a otras entidades, dejamos de hacer algunos estudios y hemos optimizado el gasto energético, entre otros”.
Consejo Superior de Cámaras
Donde hay más consenso entre las asociaciones catalanas es en criticar duramente el papel del Consejo Superior de Cámaras. “Hemos visto como un modelo basado en la corresponsabilidad público/privado de origen muy claro y de funcionamiento muy transparente hasta ahora se ha truncado sin valorar el impacto real. […] Alguien se ha equivocado”, afirmó el presidente de Terrassa, Marià Galí, en la entrega de los premios de la asociación, celebrada el lunes pasado.
“Su papel ha sido denigrante, no han plantado cara al Gobierno y ahora tenemos la ley que tenemos”, asegura Puig. Además, le recriminan que a finales de junio aún no se haya pactado qué cuota se tendrá que cobrar a las empresas a las que presten un servicio. “Sin esto no podemos avanzar buscando socios”, dice Casals. “Estamos en un entorno regulativo muy verde, y eso que ya hemos avanzado en la preparación del catálogo de servicios que empezaremos a usar en enero”, comenta Ribera.
El Consejo se reunirá la próxima semana, momento en que esperan que se publiquen las cuotas. Los empresarios catalanes esperan que el nuevo equipo directivo encabezado por Manuel Teruel dé un golpe de timón y aclare la situación de las asociaciones tomando decisiones. “No puede ser que los criterios queden en el aire”, se queja Brunet.
En cuanto a la Generalitat, las cámaras catalanas hablan de un mejor entendimiento con el Govern de Mas. Esperan continuar ofreciendo servicios con los que cobrar una contraprestación económica: “Atender consultas telefónicas, ayudar a pymes que inician una exportación o las oficinas de gestión empresarial que hay en los territorios”, detalla el presidente de Manresa. Pero también son realistas, “ninguna organización puede subsistir de aportaciones públicas”, afirma el presidente de Sant Feliu. Por ello, en la segunda mitad del año empezarán a recabar apoyos entre los empresarios de sus territorios de referencia.