Las cámaras de comercio catalanas empiezan a estudiar cómo se fusionarán
Las empresas podrán solicitar la baja en 72 horas al suprimirse la obligatoriedad de pertenencia el próximo 1 de enero
La supervivencia de las cámaras de comercio está en jaque desde la aprobación el 3 de diciembre del Decreto gubernamental que suprimirá las cuotas camerales a partir de 2011. Mediante esta vía han ingresado 26 millones de euros este año, un 47% del presupuesto conjunto, según datos de estas instituciones. No es la única novedad legislativa que ha hecho tambalear a las cámaras, ya que desde el 1 de enero no será obligatoria la pertenencia de las empresas que podrán darse de baja en un plazo de 72 horas.
El nuevo marco legal, una “chapuza jurídica” para el ex presidente de la Cámara de Comercio de Madrid Salvador Santos centrará la reunión de los máximos responsables de las 13 cámaras catalanas, que están diseñando su futuro. Siguiendo la doctrina que las cajas de ahorros han aplicado en la reordenación dels sector financiero, y que Miquel Valls, presidente del Consejo de Cámaras Catalanas, denomina la ‘doctrina Fainé’, las cámaras catalanas estudian unirse manteniendo la personalidad jurídica de cada una de ellas.
Formalmente se evita la palabra fusión. Miquel Valls, asegura que se trata de “elaborar un vestido a medida para cada una de las cámaras”. Sin embargo, en caso de emprenderse, estos procesos deberán “respetar los intereses y sensibilidades territoriales, aunque siendo conscientes de que hay que adaptarse al siglo XXI”, según Valls.
Posibles alianzas
La integración de las Cámaras de Comercio podría comenzar en Girona, donde la cámara de la capital, la de Palamós y la de Sant Feliu de Guixols recuperarían un proyecto que ya estuvo encima de la mesa. Otras alianzas posibles apuntan que Tarragona, Reus, Tortosa y Valls crearían un único nuevo organismo cameral, paso que reproducirían en su territorio las cámaras de Lleida y Tàrrega. Más difícil será poner de acuerdo a las cámaras vallesanas, de Sabadell y Terrassa.