¿Por qué sube el precio de la luz en España?
Estas son las razones por la que el precio de la luz cada vez es más caro. Iberdrola, Endesa-Enel y Naturgy son las empresas con los precio más altos, aunque niegan ser las beneficiadas
El precio de la luz en España bate este viernes su récord por quinto día consecutivo, lo que está alterando la paz del Gobierno, que ve como uno de sus partidos, Podemos, se ha convertido en líder de la oposición en este tema mientras el PP está medio desaparecido.
Mucho se habla de responsabilidades políticas, con medias verdades y balones fuera, y menos de las empresariales, si bien las grandes eléctricas ya han reaccionado para pedir una reforma en la tarifa de la luz. Aseguran, a través de la patronal, que ellas no se benefician de la subida, que quien lo hace son las gasistas. Sí, sí que se benefician. Y las gasistas, también.
Las grandes eléctricas –en concreto Iberdrola, Enel-Endesa y Naturgy– son a las que más favorece el encarecimiento, pero aseguran que no es así porque las subidas de estos días no se trasladan totalmente a la factura. En realidad, si son las más premiadas no es porque sean las que más clientes tienen sino porque son las que más electricidad producen.
Los precios récord, de hasta 117 euros el megawatio/hora este viernes, se producen en el mercado mayorista, por lo que es el que se paga a las productoras de energía, es decir, a las empresas propietarias de las centrales nucleares, de ciclo combinado, hidroeléctricas, eólicas, fotovoltaicas, etc.
Pero antes de entrar a explicar qué empresas se benefician de ello y cómo lo hacen, vale la pena detenerse antes para contar, de forma lo más sintética posible, cómo se decide el precio de la luz.
¿Cómo se fija el precio de la luz?
Cada mediodía, las empresas productoras de electricidad y las comercializadoras, a través de traders, celebran una subasta con Omie como árbitro para decidir el precio del megawatio (Mw) durante cada una de las 24 horas del día siguiente.
Los compradores piden los Mw que calculan que necesitarán cada hora y los vendedores ofrecen una cantidad concreta de energía, en función de lo que prevén producir a esa hora, a un precio determinado.
Las primeras tecnologías que entran en la subasta son las renovables, y lo hacen a coste cero, porque aunque la inversión inicial es alta, el coste variable es nulo en el caso de la eólica y la fotovoltaica: el viento y el sol son gratis. Por ello, como en España hay mucha eólica, en un día con mucho viento, algunas horas de poca demanda, la luz puede ser gratis. Ha sucedido, no es algo extraño. Pero claro, son las horas en las que dormimos y apenas gastamos.
Después entran la nuclear y la hidroeléctrica, que aunque no son gratis, sí son baratas. O deberían, pues en las últimas semanas la luz producida con agua se está ofertando más cara que nunca. Y por último entran la de ciclo combinado, que se produce a partir de petróleo y sobre todo gas, y la térmica, la más cara porque paga por contaminar.
Es un sistema marginalista, lo que supone que la última tecnología, la más cara, es la que marca el precio de toda la luz que se vende esa hora. Esto es así porque el producto es el mismo y si no, nadie invertiría en las que entran a precio 0, como las renovables. Funciona así en toda la UE, así lo marca Bruselas.
¿Qué empresas se están beneficiando de los récords de la luz?
Viendo cómo se forma el precio, está claro que los grandes beneficiados son los productores, y no solo los que la fabrican con la tecnología más cara, sino, sobre todo, los que han apostado por tecnologías más baratas, pues cobran un precio más alto del que vale su generación y, además, como entran antes en la subasta, venden luz más horas al día que las tecnologías más caras. Las hidroeléctricas son las reinas, pues son instalaciones muy antiguas ya amortizadas.
Iberdrola es la gran beneficiada, seguida de Enel –y su filial española Endesa– y Naturgy. Luego hay muchas otras productoras, como EDP, pero su peso en la producción eléctrica peninsular en España es ya muy inferior.
Las tres grandes son las favorecidas porque concentran la mitad de los 110.000 megawatios/hora de capacidad instalada en España con todo tipo de tecnología, desde renovable a térmica, que está desapareciendo pues es la más contaminante.
Iberdrola es la líder absoluta en generación, con una cuarta parte de toda la potencia instalada. Según informa en su web, cuenta con cerca de 400 centrales preparadas para aportar 27.000 Mw al sistema.
La mayoría, algo más de 200, son eólicas, que aportan 6.269 Mw, mientras que entre las 74 hidroeléctricas y las 83 minihidroeléctricas, aportan 10.000 Mw. También cuenta con 17 solares que suman 1.429 Mw.
Generar con todas estas tecnologías renovables no tiene coste variable, pero se cobra cada megawatio al precio último de la subasta, estos más de 100 euros, por lo que este agosto, cada vuelta que da un molino de viento está siendo muy rentable para el grupo que preside Ignacio Sánchez Galán.
Iberdrola también tiene participaciones en cinco nucleares, con 3.176 megawatios de potencia, y gestiona siete centrales de ciclo combinado, con una capacidad instalada de 5.693 Mw.
El grupo italiano Enel, propietario de Endesa con el 70% de las acciones, segregó las centrales de la empresa española e integró las renovables en Enel Green Power. Los carteles de Endesa, de hecho, han desaparecido de las históricas hidroeléctricas. Con estas centrales, 153 –una buena parte en Cataluña, procedentes de Fecsa–, tiene una capacidad instalada de 4.748 Mw, por 2.423 de 110 eólicas y 625 de 14 solares.
Curiosamente, cuesta mucho más encontrar información acerca de las centrales térmicas, nucleares y de ciclo combinado en la web de Endesa. En nucleares, tiene una potencia instalada de 3.328 Mw, por 3.756Mw de ciclo combinado.
Naturgy, heredera de Gas Natural, tiene buena parte de su producción a raíz de la compra de Unión Fenosa, por lo que la mayoría de sus 40 hidráulicas están en Galicia. Generan 1.951 Mw. De eólica genera unos 1.700 Mw, por solo 600 Mw con participaciones en dos nucleares.
Pero si por algo destaca la compañía que preside Francisco Reynés es por el ciclo combinado, con 7.400 Mw de potencia instalada, más que sus competidores. Tiene su lógica, pues como líder español en gas, cuenta con acceso directo a la materia prima.
¿Por qué la luz es tan cara ahora?
El precio lo marcan la oferta y la demanda. Si hay mucha demanda y tienen que entrar todas las tecnologías, se encarece. Así suele suceder cuando hace mucho frío o mucho calor.
Ahora se han juntado, al menos, dos factores más. El gas, a partir del que se produce la mayoría del ciclo combinado, está en máximos históricos. Por eso las eléctricas culpan a las gasistas, pero estas no marcan el precio, pues cotiza internacionalmente y la gran demanda de China ha disparado el precio.
Las centrales que contaminan, como las térmicas y las de ciclo combinado, tienen que pagar una especie de canon por emitir CO2. Va a tanto el kilo, como si de un mercado de alimentación se tratara. El canon también está en máximos y cuánta más luz tienen que generar, más sube la factura.
¿Se puede manipular el precio de la electricidad?
Hay muchos rumores acerca de manipulación de precios, azuzada incluso desde un partido de Gobierno como Podemos. Pero por ahora, no hay evidencias –o las autoridades competentes, como el propio Ejecutivo, la CNMC y la Justicia, no las han observado–.
Una manera es directamente pactar los precios. Se acusa a las compañías de estar ofreciendo la hidráulica muy cara para que, cuando es la que marca el precio, también sea caro. A priori, solo se trata de dejar caer el agua en los pantanos. Pero no siempre es tan sencillo, en ocasiones se bombea otra vez hacia arriba para que vuelva a caer, lo que encarece el proceso.
Para ofrecerla a precios desorbitados, las distintas productoras deberían pactarlo, para no quedar en fuera de juego, y como el pacto de precios es ilegal, en el caso de que estuviera sucediendo, sería de esperar que se investigara.
También se las ha acusado de no estar ofreciendo toda la hidráulica posible para poder venderla al día siguiente si sube más el precio y para que entre el ciclo combinado y cobren todos los megawatios más caros. En principio, no es ilegal.
¿Quién tiene la culpa de esta subida?
En los últimos días, se ha culpado a mucha gente, desde Aznar a Podemos pasando por la Comisión Europea. Todos tienen algo de razón; la responsabilidad está muy repartida.
A nivel político, casi todo el mundo tiene la culpa: la UE, pues el sistema de subasta es decisión de Bruselas. Los gobiernos de Felipe González y de José María Aznar privatizaron las grandes energéticas, pero era también la línea que marcaba Europa.
Sin embargo, gobiernos como el alemán y el italiano conservaron participaciones importantes de sus gigantes E.On y Enel respectivamente, por lo que algo más se podía hacer para controlar un sector tan estratégico.
El Gobierno de Mariano Rajoy fue el que implementó el actual sistema de subasta, pero también lo hizo por orden de Bruselas. Entonces, hace 8 años, como ahora, la reforma fue criticada por todos, incluidas las eléctricas, y también subieron los precios, pero se quedó como está. También suspendió las bonificaciones a las renovables, lo que provocó una ola de demandas de fondos de inversión contra España.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha reformado mínimamente el sistema, con un ajuste de franjas horarias de acuerdo con una propuesta de la CNMC tras cinco años de estudio del mercado eléctrico. Cuesta negar que dicha reforma haya subido el precio, pero lo cierto es que coincidió con la tormenta perfecta: subida de las temperaturas, del precio del gas y del del CO2.
Sea como fuere, el Gobierno y Teresa Ribera lo vendieron como una reforma que iba a rebajar la factura y lo que ha pasado es todo lo contrario. Ahora tratan de buscar soluciones de emergencia pero difícilmente las puedan encontrar, pues el sistema es el que es y cambiarlo supone una reforma que requiere tiempo y, probablemente, enfrentarse a las grandes eléctricas.
Han aprobado la rebaja del IVA y tratan de bajar otros impuestos, pero aunque es efectivo, impacta directamente en la factura, no en el precio del Mw que se negocia cada día y que va a los titulares, por lo que no apaga la alarma social que se ha creado por el desorbitado precio de la luz.