La patronal del metal exhibe unidad tras la detención de su ex presidente
La dirección ratifica a sus trabajadores y hace piña con las delegaciones territoriales
El ingreso en prisión provisional sin fianza del ex presidente de la Unión Patronal Metalúrgica (UPM), Antoni Marsal, ha sorprendido a la cúpula de la institución. La dirección encabezada ahora por José María Pujol (Ficosa) fue quien le llevó a los tribunales y fue acusado, posteriormente, de apropiación indebida y falsedad documental. Ante este escenario, UPM exhibe la unidad que intenta alcanzar desde el inicio de la crisis interna y deja un mensaje claro: el proceso debe seguir su curso.
La operación Cobi, bajo secreto de sumario, también implicó la detención de dos trabajadoras, Magda G.T. y Cristina L.H., quienes quedaron en libertad sin cargos. La plantilla es reducida y fue la que denunció mediante una misiva la actuación del ex presidente y su entonces director general, Ángel Hermosilla. Pero el trabajo de todos los empleados está ratificado, destacan fuentes de la dirección a Economía Digital.
Discrepancias iniciales
La carta que publicitó el saqueo de fondos recibió en su momento críticas internas de la institución. Si conocían esta práctica, ¿por qué no la denunciaron antes?, preguntaron ciertos empresarios. También hubo discrepancias en iniciar la vía penal, que llegó tras una reclamación formal a Marsal y Hermosilla para que devolvieran las cantidades sustraídas.
Los ejecutivos del metal dan por zanjados esta división de opiniones y aseguran que hablan con una sola voz. Incluso en las delegaciones territoriales de Lleida, Girona y Tarragona. El mejor ejemplo de esta unidad, según los mismos interlocutores, es la negociación del convenio del metal. Se ha retomado con la normalidad institucional que se esperaba por su parte.