La industria del automóvil augura la recuperación de la crisis de los microchips a finales de año
Tras un 2020 marcado por el coronavirus, 2021 es el año de la escasez de semiconductores, pero las empresas confían en solventar la situación a finales de ejercicio
Si 2020 fue el año de la Covid-19, 2021 arrancó siendo el ejercicio de la escasez de semiconductores en la industria del automóvil. La falta de microchips obligó a las principales compañías a recortar sus expectativas de producción. Tras meses de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTEs) y cierres puntuales, el sector ya se atreve a poner fecha de caducidad al quebradero de cabeza actual: finales de año.
Así lo auguró el consejero delegado de Renault, Luca De Meo, en un acto celebrado la semana pasada. «Tenemos muy poca visibilidad porque hay mucha volatilidad, pero creemos que para la segunda mitad de 2021 será menos dolorosa porque estaremos mejor organizados», explicó el directivo.
En Volkswagen AG no son tan optimistas, pero confían en que será en 2021 cuando se restablecerá un suministro «normal» de semiconductores. Junto con los avances de la campaña de vacunación, «se debería trasladar a un resultado mejor respecto a 2020», explicaron desde Seat tras la presentación de resultados del primer trimestre.
LA automovilística ya había avisado en enero: este año va a ser muy complicado cumplir con las previsiones de producción. La escasez de semiconductores provocó que la filial de Volkswagen presentase un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para parte de la plantilla durante el primer semestre. La afectación no fue puntual: las plantas españolas de Renault, Stellantis –la antigua PSA—y Ford también tuvieron que tomar medidas por la ausencia del mismo componente.
La falta de microchips: un fenómeno mundial
Debido al coronavirus, las fabricantes de semiconductores centraron la producción en las grandes tecnológicas ante el desplome del mercado automovilístico. Con la recuperación de las ventas, las compañías automotrices han visto que no cuentan con el suficiente número de chips para abastecer la demanda prevista.
El fenómeno es mundial: desde Japón (Honda y Mazda) hasta Estados Unidos (Ford y General Motors). Y en el segundo fabricante de Europa, la crisis no podía pasar por encima.
La fábrica de Stellantis en Vigo dejó de fabricar unos 2.000 coches
Las plantas de Stellantis en Vigo y Figueruelas (Zaragoza) tuvieron que parar durante varios días por la falta de este componente. Se dejaron de fabricar varios miles de vehículos. Lo mismo sucedió con el centro de Renault en Palencia, donde se elaboran el Mégane y el Kadjar.
En Ford, la dirección y los sindicatos tuvieron que acordar un nuevo ERTE, pues tampoco se libraron de las consecuencias de la escasez.