La Hacienda alemana pone el foco en Continental Foods tras ser comprada por los Carulla
El fisco germano investiga las liquidaciones de impuestos de los ejercicios entre 2013 y 2016 de la compañía, adquirida por GB Foods en verano de 2019
Los hombres de negro de Hacienda vuelven a verse con la familia Carulla. La empresa de alimentación de la saga, GB Foods –fabricante de Gallina Blanca—, adquirió hace algo más de un año la compañía belga Continental Foods con tal de expandirse por el centro de Europa. En Alemania, uno de los mercados claves, la compra fue agridulce, pues se toparon con una inspección del fisco que amenaza ahora con derivar en multas y sanciones para el grupo catalán.
Como la empresa dirigida por Ignasi Ricou reconoce en sus cuentas de 2019, la Hacienda alemana inició en marzo de 2019 un “proceso de inspección general” para todos los impuestos que el grupo había pagado en el país entre 2013 y 2016.
Desde entonces, responsables de la compañía y de la Inspección Tributaria germana se han reunido periódicamente sin llegar todavía a ningún veredicto, por lo que el resultado del procedimiento es todavía totalmente incierto.
Ignasi Ricou (d), consejero delegado de GB Foods, y Abou Fofana (i), socio de la compañía en Costa de Marfil.
A diferencia de otros procesos abiertos en España y terceros países, la familia Carulla puede defender que las irregularidades, de existir, se habrían producido antes de su desembarco en la sociedad. Sin embargo, la factura le tocará pagarla a ellos.
Es el mismo camino que le ha tocado seguir en Francia. La filial gala de Continental recibió un aviso de inspección el año pasado en relación al Impuesto de Sociedades y al IVA de los ejercicios 2014, 2015 y 2016.
Finalmente, la agencia tributaria francesa envió una liquidación adicional que GB Foods aceptó como justa y pagó, aunque no detalla la cantidad correspondiente en las cuentas.
El historial de los Carulla
Ambos reveses fiscales saldrán a cuenta atendiendo a la magnitud de la operación, cerrada en julio de 2019. “Estamos muy ilusionados por haber entablado negociaciones con un grupo con un perfil y una cultura muy similares a los nuestros”, dijo Ricou en su momento.
Con una facturación de unos 400 millones de euros y más de 1.000 empleados, la empresa adquirida operaba en cinco mercados europeos clave: Bélgica, donde también está ubicada su sede central, Francia, Alemania, Suecia y Finlandia.
Sin embargo, los Carulla no corrieron la misma suerte en 2014, cuando el juzgado de instrucción número 4 de Barcelona investigaba una causa de fraude fiscal contra cinco de los seis hermanos. Tras meses de inspecciones, un pacto con la Fiscalía y la Abogacía del Estado frenó el procedimiento a cambio de un pago de 6,4 millones de euros.
Estaban en la picota acusados de defraudar 61 millones por la compraventa de acciones entre distintas empresas del grupo. El único condenado fue Lluis Carulla, que evitó la cárcel a cambio de una multa de seis euros diarios durante ocho meses.